1. MI MADRE, SOLTERA ARDIENTE.


    Fecha: 28/05/2018, Categorías: Incesto Autor: LOVERBKS, Fuente: SexoSinTabues

    DEL DÍA EN QUE ME DI CUENTA DE QUE MI JOVEN MADRE ERA UNA MUJER MUY HERMOSA Y ALGO MÁS... Mi mamá fue madre soltera; me tuvo a mí cuando solo tenía quince años, un poco antes de salir de la secundaria. De mi papá, poco o nada supe, sólo lo necesario; que nunca se interesó en mi y que sus padres le enviaron muy lejos, fuera de la mala influencia de mi mamá que se había “aprovechado de su inocencia” de niño, cuando que eran compañeros de salón. Yo la recuerdo de toda la vida como una madre amorosa, que me dedicaba mucho tiempo. A pesar de que mi abuela se metía mucho en nuestras vidas y quería ser ella la mandona, mi mamá nunca dejó su responsabilidad, y la larga colección de fotos que tenemos me lo recuerda a cada rato; mi mamá fue, y ha sido, una madre como pocas. Mi historia se sitúa a la edad de 15 años, cuando ella recién cumplía los treinta. Su dedicación a mí tal vez, no le permitió rehacer su vida, si eso puede llamarse correctamente de esa forma. A lo que me refiero es que nunca tuvo necesidad de un hombre; de niño se lo escuché decir hasta el cansancio, y si, efectivamente nunca le conocí una pareja. Siempre se cuidó mucho, desde que recuerdo; ya grandecito yo me llevaba a correr por la playa, me enseño a nadar, y en general deportes acuáticos. También hacíamos bici, y ella, por su parte, daba clases de pilates y aeróbicos en un gym que mi abuelo le fue acondicionando poco a poco. Decía que hacía ejercicio por salud, no para verse bien, menos para alguien en especial. ...
    ... Yo quiero mucho a mi madre, pero a pesar de ser su hijo, al entrar en la adolescencia no pude evitar empezar a verle como mujer, sobre todo al vivir solos, en la diaria convivencia, era común verle en poca ropa, o en fachas como ella decía, o en sus ajuares de gym, y desde chico me di cuenta de que mi mamá estaba muy, pero muy buena. Chaparrita; medía, o mide aproximadamente 1.60. Sin ser flaca, era delgada, ligeramente musculada, piernas y nalgas de velocista, abdomen casi de lavadero y unas bubis de tamaño promedio, pero eso si, bien redonditas y bien formadas, con un rico pezón que cada rato me anda marcando en batas por la casa. Ella también se había habituado a mostrase así delante de mi desde chico; ya en edad de primaria, recuerdo haberle visto muchas veces completamente desnuda, al arreglarnos para irme a la escuela. Pero todo eso cambió al ir yo creciendo. Fue hasta que un día, cuando accidentalmente al pasar por su recámara, con la puerta entreabierta, vi que estaba recién salida de la ducha y envuelta en una toalla. Vi sus hermosas piernas desnudas y su cabello corto mojado que sacudió sensualmente para eliminar el exceso de agua. Me seguí caminando, pero algo me detuvo; una fuerza extraña se apoderó de mi mente y me regresé para verle de pasadita; estaba ya sin la toalla buscando unas ropas ligeramente inclinada con su exquisito trasero parado hacia donde yo me encontraba. Sus labios vaginales se veían claramente bajo sus nalgas con su sexo al parecer pulcramente ...
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