1. Atrasados en la renta


    Fecha: 01/06/2018, Categorías: Confesiones Sexo con Maduras Autor: fernandete, Fuente: CuentoRelatos

    ... sus ojos. De tanto calor que hacía yo sudaba y para colmo me panty se notaba húmeda ya saben ustedes por qué. Pasaron unos pocos segundos y Don Jacinto parpadeó un par de veces, se sentó en el sofá y enseguida comenzó nuevamente con los reclamos. Qué tipo aquel, no le importó que estuviera casi desnuda ante sus ojos, cualquier caballero se hubiera apenado y ofrecido a regresar más tarde o algo así. Por si fuera poco, para rematar la situación de por sí embarazosa e incómoda, había olvidado apagar el computador y aún reproducía videos porno. ¡Maldición! pensé al momento que salté hasta donde el computador para apagarlo. No sirvió de mucho mi reacción ya que el tipo alcanzó a distinguir perfectamente lo que ocurría en la pantalla del computador. Disimuló un poco el incidente y continuó diciéndome sobre lo atrasado que estábamos con la renta, que ya nos había dado varios avisos y bla bla bla. Por esa época teníamos problemas económicos por lo que comenzó a rondar en mi cabeza la idea de ayudar a resolver la situación. Ahí estaba sentado Don Jacinto: un señor con 60 años encima, pelo gris, esbelto, ojos color avellana con mirada penetrante, de tez clara, su cuerpo conservaba buena forma, me recordaba un poco al actor Clint Eastwood solo que más bajo de estatura. Siempre solía andar muy arreglado, bien afeitado, con su ropa impecable y zapatos bien lustrados, muy presentable y conservado para su edad. No paraba de babear por mí, me miraba de arriba abajo mientras yo solo pensaba ...
    ... qué decirle. -Entiendo su molestia Don Jacinto. Mire, mi esposo anda de viaje y no tengo plata ahora mismo, así que haga de mi lo que quiera con tal de aminorar la deuda – le dije valientemente y sin titubear. Me arriesgué de esa manera porque sabía que el viejo es todo un moralista-recatado-intachable, solo buscaba enfadarlo un poco para que con alguna excusa cediera a darnos más tiempo para ponernos al corriente. Parece que mi plan iba bien ya que se negó rotundamente argumentando al instante sobre su fidelidad, su esposa, sus principios, el matrimonio y esas cosas. Me echó en cara la clase de mujer que era yo por proponerle semejante barbaridad a lo que respondí colocando una mano sobre su pantalón justo encima de su verga y ohhh se sentía dura. Se puso algo nervioso cuando le estaba sobando así aunque no dejaba de decirme que no quería nada conmigo, que era inmoral, que lo ofendía, etc. Muy hablador resultó ese señor pero no se iba de la casa, si en verdad lo ofendía yo tanto debió de haber salido de inmediato. Continúe frotándolo, le desabroché el cinturón, le baje el cierre, metí mi mano dentro de su calzoncillo y de pronto el sujeto tartamudeaba. ¡Estaba empalmado el muy fiel y puritano Don Jacinto! Desde tiempo atrás supe que ese maduro me tenía ganas pues lo pillé muchas veces mirándome el trasero al topármelo en planta baja donde tiene su apartamento y ahora estaba en mi sofá con mi mano en su polla, que para sus años la tenía más tiesa de lo que esperaba. De pronto ...