1. Helena, yo y dos negros cubanos


    Fecha: 07/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Sexo Duro Sexo Interracial Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... permitía.De golpe sentí un dolor intenso que me hizo gritar y gemir; la verga negra enorme había llegado hasta donde ninguna pija jamás había alcanzado a llegar…Me estaba haciendo daño pero al mismo tiempo me daba muchísimo placer, no quería que me la sacara por nada del mundo.El negro dejó escapar una especie de rugido cuando se dio cuenta que ya no podía avanzar más profundo y comenzó a moverse sobre mi cuerpo. Mientras me lamió la cara, me mordió el cuello, me chupó los pezones, me hizo todo aquello que había antes notado que me gustaba que hiciese y empezó a moverse arriba y abajo. Yo notaba que su dura verga, entraba y casi salía por completo de mi concha, entraba y salía, entraba y salía, penetraba más profundamente y casi volvía a salir entera…Los gritos y chillidos de Helena continuaban en la otra habitación; evidentemente lo estaba pasando también de maravilla con su negro…Mi negro ahora me atravesaba con empujones más intensos; se movía dentro de mi vientre en forma muy salvaje, casi violenta. Comencé a moverme con él, arriba y abajo, adelante y atrás, acompasando mis movimientos con los suyos. Era formidable, su verga presionando a fondo, entrando y saliendo, entrando y saliendo. El negro jadeaba, me miraba, cerraba los ojos, me bañaba con su sudor, me gustaba mucho, no sé explicar mejor cómo disfrutábamos los dos enloquecidos de placer…Inesperadamente, el negro dejó escapar un gemido más alto, un grito que pareció un aullido desesperado, como si algo explotase ...
    ... dentro de él… Se quedó quieto un momento, su cuerpo se tensó y luego empezó a moverse frenéticamente, hasta que comenzó a aullar más alto, mientras yo podía sentir que un líquido muy caliente me invadía, inundando de manera increíble mi concha ahora bien lubricada y dilatada…Clavé mis uñas en la piel negra y también exploté, me quejé, me puse a jadear, grité, me moví tan rápidamente como él, lo besé, lo mordí, empecé a sentir mi propio orgasmo más rabioso que nunca. Hasta que comencé a quedarme quieta otra vez, con el negro enorme paralizado encima, aplastándome con el peso de su cuerpoTodavía se oían gritos y gemidos en la habitación contigua; Helena estaba por acabar también…Mi negro casi se había desmayado encima de mi cuerpo. Lo aparté de a poco para poder respirar mejor y nos quedamos así, desnudos uno junto al otro, recuperando el sentido y la respiración. Observé su magnífica verga todavía bien dura y sentí que mi concha temblaba… La cogida que me había dado era tremenda.Me dolía todo el cuerpo, en especial el vientre; realmente jamás había sentido una pija que me penetrara tan profundamente. Sentía el semen del negro deslizarse entre mis dilatados labios vaginales. Me dolía y ardía bastante…Un rato después el negro se levantó en silencio, se vistió, me acarició las tetas por última vez y simplemente desapareció cerrando la puerta detrás de él.Yo me quedé una media hora más tendida sobre la cama, hasta que la puerta se abrió y apareció Helena, desnuda, magnífica como ...