1. ¡Soy una fumada de mierda!


    Fecha: 28/09/2017, Categorías: No Consentido Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... comisaría no estaba lejos. Ya en la oficina el viejo se sentó en su silla y me tomó los datos. El gordo me sentó de un solo empujón en el suelo y me quitó la camisita. Dijo que si no cumplía con lo que me pidieran me harían una causa por sexo en la vía pública y por tenencia de sustancias prohibidas. Mis sesos eran triturados por el desenfreno y la realidad, y no podía razonar de tanta mariguana en mi sangre. El gordo cerró la puerta con pasador y sacó la pija afuera del pantalón. ¡sabés petear guachona?!, dijo agravando la voz, y entonces comprendí todo cuanto pude. No sé por qué, pero me puse a gatear un poquito y, yo solita me pegué a su pubis para empezar a mamarle esa pija escuálida y larga, pero con un sabor que no me permitía parar de olerla, babearla y fregarla en mi cara. El viejo escribía y respondía algunos llamados. Hasta que la envidia lo trajo hacia mí, y pronto su pija también fue cautiva de mi boca repleta de saliva y lametones intranquilos. El viejo tenía la pija más corta, pero gordita y con una cabecita que ya aparecía afuera del cuero, roja y húmeda. Los dos temblaban cuando el calor de mis dientes los poseían. No podía oírlos, pero me encantaba que me cojan la boca, sabiéndome vulnerable en cuatro patas ante ellos. Pronto, cuando sus huevos eran rescoldo junto a mi lengua, y mis manos le pajeaban esas vergas al borde de reventar, la voz del gordo sonó como un trueno. ¡sacate todo y quedate en bombachita putona de mierda! Lo hice sin más, rápido y ...
    ... nerviosa. En cuanto terminé los dos me enrojecieron el culo con unas nalgadas que podían oírse por todo el predio del destacamento. Cuando el viejo me apuntó con el chumbo casi me desmayo! ¡a vos habría que matarte mugrientita… no podés andar con ese olor a pis nena!, me gritó en el oído, y me revoleó sobre la mesa donde antes escribía, encima de unos papeles, unas tazas vacías, la compu, celulares y lapiceras. El gordo se reía a carcajadas. Quedé boca arriba, dolorida, incómoda y con la cabeza colgando. Esto último fue alimento para el gordo que no dudó en ponerme la verga en la boca y obligarme a mamarlo, sintiendo cómo se me iban hasta las ideas por la nariz. No podía mentirme. Estaba gozando con aquellos episodios. Mientras el gordo gimoteaba cada vez que me oía suplicar entre eructos y arcadas, el viejo me colaba sus rudos dedos en la vagina. Me olía desesperado y lamía mi bombacha. Cuando interpretó que entre tanta mamada dije que me meaba de calentura, me advirtió que si no le hacía pis en la cara como una nenita me volaba la tapa de los sesos. ¡Che gordo, la guacha tiene el mismo olor a puta que mi hijastra, y hasta te podría decir que la conchita se le parece!, dijo el viejo entre olidas profundas y chupones a mis piernas. ¡no seas hijo de puta Gómez… por más que la piba tenga 20, se te va a poner jodido con tu jermu!, reparó el gordo pegándome con su pija en la boca abierta. Luego el viejo me sacó la bombacha sin ningún cuidado, la hizo un bollito y me la metió toda adentro ...
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