1. La pertenencia (15): La fiesta


    Fecha: 28/09/2017, Categorías: Dominación BDSM Autor: ibarra.heber, Fuente: CuentoRelatos

    ... imaginando con el látigo en la mano. "¿Tienes cigarros?" Llevaba seis años sin fumar. "No fumo, pero casi siempre tengo en la guantera para algún amigo. Revisa y te sacas." Tenía unos Camel Light y un encendedor. "No hace falta que abras la ventana." "Hace tiempo que no fumo. No quiero quedar pasado." "Yo aunque no fumo, me gusta el olor a tabaco. Mientras más fuerte, mejor. Como unos Gitanes." "¿Me das uno Matías?" Se escuchó su voz por primera vez. No tenía idea de que fumaba. Le prendí uno y se lo pasé. "Se me había pasado preguntarte. ¿Le haces a la droga?" Claramente no era fumadora, no había ni trazas de tabaco en su pieza ni en su ropa. "No. En la universidad probé un par de veces fumar marihuana, pero no me gustó." "Ni siquiera vas a probar otra vez alguna droga. Ahora me pareció bien dejarte fumar, pero no se te va a volver un hábito. Te hace daño y lo mío tiene que estar en buen estado." "Tú si que sabes ser amo Matías, me gusta. ¿Cuánto llevas?" "Ni tres meses." "Wow. Es un talento innato. Ese tono." Se estaba excitando. "¿Eres gay?" "No, soy masoquista. Me da lo mismo el sexo de mi amo, siempre que me traten como corresponde." Nos reímos. Por supuesto que era en serio. "Soy bien amigo del dueño de casa. Es un buen tipo, tiene su casa bien arreglada para nuestras fiestas." "¿Las hacen en otros lados también?" "Sí, pero de a menos. Las reuniones grandes las hacemos acá, cada dos meses más o menos." "¿Eres casado?" "No, pero ya voy a tener que casarme. A mis padres ...
    ... se les está acabando la paciencia y prefieren dejarle la empresa a un extraño que a un hijo gay, eso es lo que creen. Si me caso, van a creer que me mejoré." Nos reímos otra vez. Nos estábamos llevando bien. Tanto mejor. "¿Y tú?" "27 años y un hijo." "¿Por gusto o por necesidad?" "Soy hetero. Exclusivo." Estábamos llegando. Del portón era todavía una buena distancia hasta la casa. Habían varios autos estacionados, todos caros. Era una casa de campo grande, gastó su plata bien en el arquitecto. Cuando estábamos llegando a la puerta nos salió a recibir un tipo, seguro el dueño de casa. Más alto que yo, de unos 60 y algo de edad; y una buena guata. Velludo y canoso, una firme cabellera blanca y ojos claros. Estaba cubierto de sudor pero no le tenía miedo al frío de afuera. Vestía un traje típico del ambiente: cuero negro, no látex; remaches de acero y un cierre de dientes grandes a todo el largo del frente de su mono. Botas largas y aros con calaveras de piedras preciosas. Con menos guata se hubiera alejado del carnicero de barrio y acercado al matarife brutal que lo inspiraba, tenía la musculatura y la contextura para eso. "Felipe, presenta a tu a amigo." "Domingo, este es Matías. No es totalmente de los nuestros, pero viene recomendando y con su regalito." "A ver." La inspeccionó de arriba a abajo. "Ahí hay unas collares con sus cadenas." "Yo te traigo una Matías." "Tengo algunas reglas eso sí." Le dije. "Primero las de la casa. Nada de muerte, mutilaciones ni heridas graves. ...
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