1. Más Turbaciones


    Fecha: 29/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... guardármela en el pantalón, dura como un palo como estaba. Y no dije nada. En el descanso, les dije a mis amigos que el profe nos había pillado, que estaba enterado de todo, jajaja. Supongo que el profesor tendría vergüenza de decirnos algo…; el caso es que no volví a pajearme en clase, aunque sí en los lavabos o en el cine del colegio, pero siempre de forma más discreta que en el aula. Eso con 12 o 13 años. Con 15 años me ocurrió otra situación en el colegio que voy a contar. El instituto tiene su parte de primaria con niños pequeños, que cada uno tiene sus aulas y sus horarios, y coincidimos a la hora de comer. Pues sucedió que unos colegas de mi edad me vieron en el patio y me dijeron que fuese con ellos, que me iban a dar una sorpresa. Llegamos a un sitio escondido, fuera del instituto en un bosquete, donde me presentaron a un niño que nos iba a hacer una paja. Yo me había hecho pajas con mis amigos, sobre todo en el cine del colegio, que siempre dejábamos el suelo o los butacones con los chorreones de semen…, pero ahora una mano distinta a la mía me iba a menear mi pene. Estaba extrañado. El niño estaba nervioso, con sonrisa nerviosa, de unos 10 años (creo que me dijo que tenía 9 y todavía no había cumplido los 10). El caso es que mis amigos dijeron que ese niño ya había pajeado a otros, y ahora lo iba a hacer a nuestras pollas. Bueno…, en un sitio recóndito, fuera de miradas indiscretas, yo me lo estaba pensando cuando mis dos amigos ya se sacaron la polla y le dijeron al niño que se pusiera manos a la obra. El niño agarró la polla a uno, bajaba el pellejo del prepucio, lo subía, y así iba excitando el pene del primer amigo que se empezó a ponerse duro y a dejar asomar el glande. Una vez que dejó la primera polla más dura que una piedra, se puso con la segunda polla del segundo amigo, y, viendo yo la situación, me saqué mi pene y se lo ofrecí al niño para que hiciese igual. Me agarró mi polla, sacaba, metía, tiraba, subía, bajaba…, en unos segundo empezó a llenarse de sangre y se me puso más tiesa que un mástil. Como el niño no tenía tres manos, el pene que no tuviese agarrado tendría que ser pajeado por su propio dueño, pero el niño iba cambiado de penes cada poco tiempo y todos teníamos nuestra paja hecha por una mano ajena. El niño parecía un poco tímido, de risita nerviosa, poco hablador. No acababa de saber si estaba ahí por propia voluntad, o había sido obligado por mis amigos. No sé… Cuando llegaba la hora de que la leche empezaba a subir de nuestros huevos a la polla para eyacular, mi polla empezó a escupir leche mientras el niño me la tenía cogida. Le manché la mano y la ropa…. , pero mis dos amigos fueron más estúpidos. Quisieron y lo lograron, echar la leche en la cara del niño. “No os paséis”, les dije a ellos, porque no entendía aquellas escenas de las pelis porno que los hombres duchan de semen la cara y los ojos de las tías. Eran películas…, pero en la vida real, al niño no pareció agradarle que le bañasen la cara de semen. ...
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