1. Más Turbaciones


    Fecha: 29/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... No dijo nada, pero se veía que estaba incómodo. Eche una pequeña bronca a mis amigos, que tras eyacular se largaron, y yo me quedé con el niño, sacando pañuelos de papel para limpiarle el semen que yo le había dejado en la ropa, y dándole esos pañuelos para que se limpiase la cara. Intenté hacer migas con el pobre niño nervioso, de modo que no estuviera incómodo. Le pregunté si le había gustado agarrar penes y pajearlos, y me decía “sí”, lacónicamente. Poco hablé con él, pero le recomendé que si no quería hacer eso, que se negara a hacerlo. Él asentía en silencio. En el bar del cole le compré una chuche y yo me compre algo, para que por lo menos estuviera cómodo conmigo, y le dije que si me quería hacer una paja en otro momento, sin ninguna presión, y sin obligación, yo estaba dispuesto. Durante un tiempo, no insistí y, aunque le veía todos los mediodías en el patio, le saludaba, y seguía a lo mío. Al pasar una semana, tuve tiempo de comentarle algo más, y le pregunté si quería verme mi polla otra vez. Sonrió, y afirmó con la cabeza. Yo estaba cachondo…, pero no quería obligarle a él a nada. Yo me podría haber hecho una paja yo solo…, pero, al darme permiso el niño para hacérmela él, no tuve duda. Buscamos los lavabos más discretos del colegio, y allí fuimos los dos. Nos encerramos en un wáter, me bajé los pantalones, y el niño pudo verme toda la entrepierna, porque el primer día solo me veía el rabo. Ahora me veía el culo, las piernas, los huevos. Se asombró, jaja. Mi polla ...
    ... no es que sea muy larga, pero no es corta: 17 centímetros me mide ahora, y con 15 años también me mediría lo mismo. Pero en lo que sobresale es en su anchura. Es un señor tronco, ancho, ancho, con unos señores huevos impresionantes. Lo que no lo tengo de largo, lo tengo de ancho y de huevos. El chaval alucinó, y también se impresionó por los pelos, que no vio el primer día. “Ya te saldrán a ti también pelos”, reía yo, y le enseñaba bien los huevos, incluso el culo. Pelos en la entrepierna, pelos en las piernas. Ya estaba desarrollado, en cuestión de pelos, jeje. Pues, mi polla ancha y un poco hinchada, pero todavía no erecta, la agarró con sus manos, y empezó a pajearme. Despacio iba asomando el capullo bajo el pellejo del prepucio, empezó a brillar el capullo y a hincharse como un globo a punto de explotar. Me senté en la taza del wáter para que el niño estuviera más cómodo en la paja que me estaba haciendo. Y, cuando me llegó la hora de eyacular, disparé el semen hacia otro sitio que no estuviera él, para no ducharle de semen. Pero aun así, su mano se mojó con mi leche. Yo quedé a gusto, y me cercioré que el niño estuviera cómodo. Ya no tenía la risa forzada nerviosa del otro día, sino que estaba más confiado en aquel wáter discreto donde estábamos solos. En una ocasión, uno de los amigos que fuimos pajeados por el niño, le empezó a hacer burla y a pedirle que le pajeara en público (o sea, que estábamos rodeados de gente en el patio), poniendo colorado al pobre niño. Ahí me ...
«1234...7»