1. Los demonios de Yahir, Cuentos de media noche I “La platica”


    Fecha: 02/07/2018, Categorías: Gays Autor: Diosdelagua, Fuente: SexoSinTabues

    A que esta no se la sabían... Eduardo no se separaba de mí ni yo de él, pocas veces nos quedábamos solos, pero cuando lo hacíamos, solo era para tener sexo o como me gustaba llamarlo “hacer el amor” poco a poco iba creciendo más, aprendiendo más y descubriendo más y todo se lo debía a mi sabio mentor. Llegaba de la escuela y me encerraba en mi habitación con Eduardo para gozar de su cuerpo y el del mío, había algo en mi cintura delgada y glúteos blancos y firmes que lo volvían loco, a veces era en verdad tierno otras salvaje pero mi parte favorita era cuando estaba por llegar al orgasmo y me miraba de una manera suplicante mientras con mis contracciones lo obligaba a marcarme. Mis sabanas tenían su aroma, mi almohada su espíritu, lo amaba, no había marcha atrás, estaba enamorado de mi primo y no me importaba en lo absoluto, el único problema era... Que él no me amaba. Al menos no de la forma en que yo a él porque había algo que faltaba, algo que yo daba pero él no y así sus besos a pesar de ser exquisitos, eran incompletos. Debíamos ir a visitar a la abuela pues no hacía mucho acababa de enviudar, la perdida de mi abuelo fue uno de los sucesos que más ha marcó en la vida y no me sentía preparado para ir a su casa y que él ya no estuviera, sin embargo Eduardo nos acompañaba y eso al menos me daba un poco más de fortaleza. Yo tenía para aquel entonces casi catorce años, faltaban cuatro meses para cumplirlos y mi madre ya comenzaba a atosigarme con eso del sabor del pastel y la ...
    ... lista de invitados. Durante casi todo el camino estuve dormido, mi padre conducía y Eduardo un tanto cortante conmigo venía de copiloto, fue la primera vez que lo vi celoso ya que por iniciativa de mi madre y aliento de mi padre, invité a mi actual novia a pasar el fin de semana con nosotros, Samanta, Sam, aceptó ir con nosotros y yo escapaba de la incomodidad del momento tratando de dormir. En verdad quería mucho a Samanta, su cabello ondulado y negro era hermoso, sus ojos color miel y su cautivadora sonrisa eran lo que hacían latir mi corazón, su voz, su compañía, la manera en que fruncía el ceño cuando estaba molesta y la fragilidad de sus caderas y la curva de su espalda me encantaba, la quería mucho, demasiado pero por desgracias, yo no la amaba, estaba enamorado de Eduardo y mi corazón le pertenecía a él, por lo que era más que incomodo besar a mi novia tenían a mi primo tan cerca. — ¡Por fin podré conocer a la abuela de Yahir!— Dijo Sam tomándome de la mano y riendo— Espero que le gusten las galletas que le preparé— Sam era tan detallista que me hacía sentir culpable por no llevarle nada a mi abuela— Es diabética...— Agregó Eduardo con una sonrisa maliciosa desairando a Sam, su gesto me molestó por demás pero mi madre intervino en la conversación para no hacer sentir mal a mi novia— Julieta no tiene restricciones para comer, siempre prueba de todo, la diabetes no a logrado pararla— Dijo mi madre entre risas— Estoy segura que le van a encantar— Mi madre y Samanta eran ...
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