1. La chica del Boing


    Fecha: 02/07/2018, Categorías: Masturbación Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    Esto fue una de esas cosas que no me pasan todos los días, la verdad, y por ello me picaba el compartirlo.Aunque empezaré con un hecho cotidiano que sí nos pasa a cualquiera: encontrarse con una chica guapa en el transporte público. Puesto que sí, ver a chicas que llaman nuestra atención no es cosa del otro mundo; nos sucede a todos y es de esas cosas gustosas de agradecer, sin embargo, que la chica vaya sola y que acepte de buen grado una invitación, personalmente no es para mí nada habitual.Bueno, ante todo debo acentuar que su aspecto físico me encantó desde el primer momento que la vi. Tenía lo que a mí me pareció un rostro bello; además poseía voluminosos muslos y amplias caderas, lo que sólo prometía unas poderosas asentaderas. Sólo que en ese momento no podía corroborarlo ya que, al ir sentada, aún no le podía apreciar de allí.No dejé de contemplarla por un largo rato, deseando que de alguna manera ella también me notara. En mi mente decía algo así como:«Mírame, anda mírame... déjame decirte con los ojos lo que me estás provocando aquí abajo», mientras ella retocaba su belleza (cosa que por mí no necesitaba) maquillándose y alisando su cabello.Cuando dejó de arreglarse y se inclinó para tomar un envase de jugo, por fin me vio. Fue tan sólo un fugaz vistazo, algo no digno de relatar ni a un amigo, y sin embargo aquí lo comparto, pues en ese momento supe con certeza que ella era consciente de mi presencia y probablemente de mi interés.Mientras la veía absorber el jugo ...
    ... del tetra pak no pude dejar de desear que así como chupaba de ese popote lo hiciera de mi propio popote de carne. Y que así, con su succión, me sacara mis propios jugos; los cuales guardaba dentro de mis bolas esponjosas y que ya ansiaban por salir en una explosión de éxtasis para entrar en su boca.Sin embargo, bien sabía que esos pensamientos calenturientos sólo eran eso, y ya estaba por llegar a la estación donde debía bajarme. Así pues me dispuse a levantarme y cortar con eso. Pero justo cuando me alzaba noté que ella volvía a mirarme; aún chupando su jugo.Me quedé ahí, agarrado al tubo. Pese a que el vagón se detuvo yo me quedé ahí. Sonó el ruido de cierre de puertas pero yo no iba a bajar. Estaba decidido, me quedaría en el vagón hasta que ella bajara.Una vez noté que tomaba sus cosas, me dispuse a seguirle el paso.Al caminar tras de ella mi mirada se ancló inevitablemente a su trasero. Pues ciertamente era amplio y bien formado. Por ello no me defraudó, lo tenía a mi gusto; de esos que deseas te coman a mordidas con sus dilatadas mejillas. No obstante: «Señorita, me haría el enorme favor de sentarse sobre mi cara», no sería una buena forma de iniciar una plática; así que tuve que pensar en otra cosa que decir al dirigirme a ella.De repente tomé consciencia de dónde estábamos. Era la estación de Patriotismo, no muy lejos estaba “El Aguaje”, restaurante de un conocido hotel de folleo. Y me dije, de aquí soy. Me pareció a pedir de boca, así que por fin derribé mi propia ...
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