1. Loca por los vibradores


    Fecha: 03/07/2018, Categorías: Masturbación Hetero Autor: Lucrecia, Fuente: CuentoRelatos

    ... mí? —preguntó con absoluta normalidad. —Mas bien, para los dos. Ambos lo podemos utilizar; tú de una forma, yo de otra. Lo importante es que ambos lo pasaremos bien. Su absoluta normalidad se transformó en impaciencia. —Bien. Entonces ve al dormitorio y lo coges. Está sobre la cama. Mientras él iba a por la sorpresa, yo me recosté sobre el sofá. Vestía una mini de color rosa y braguita roja, su preferida, con un sugerente top negro en la parte superior. Me mojo recordando aquel día. Yo estaba en el sofá, con las piernas semiabiertas y mostrando la tela roja entre ellas. Dani regresó a muy risueño. Se había tomado su tiempo en hacerlo. Seguramente estuvo analizando el masajeador. Igual que hice yo al recibirlo. —¿Esto es seguro? —preguntó por preguntar ya que sabía la respuesta, pero sirvió para romper el hielo. —Prueba y lo averiguamos —respondí al tiempo que levantaba las piernas, las abría y retiraba a un lado la braguita. Mis labios vaginales se abrieron como una flor. —¿Tengo que meterlo dentro? —Volvió a importunarme con preguntas estúpidas. Me las tomé a guasa. —Tú verás… Si antes no quieres contarle un chiste de leperos, sí, será mejor que lo metas dentro de mí. El juguete tiene forma de ‘U’ y es flexible, con dos partes que cumplen distintas funciones. Una, la mas delgada, se introduce en la vagina y puede orientarse, incluso, hacia el punto ‘G’. La otra, más gruesa, queda fuera y tiene el botón de encendido. También puede orientarse para que estimule el clítoris al ...
    ... mismo tiempo. Lo introdujo con cautela, como si mi coño fuera la minúscula abertura de un pistacho y temiese partirlo. Luego volví a la posición original, cómodamente sentada. —Entiendo para qué sirve —dijo Dani, como perdido—, pero no entiendo que pinto yo en esto. Sonriendo, le pedí que se acercara a mí para besarle con ternura. —Soy un juguete en tus manos —le susurré al oído—. La idea es que tú tengas el mando y lo utilices cuando quieras. Cierto que yo seré quien disfrute, pero tú te divertirás ‘torturándome’. Seguro que, con la práctica, termina gustándote más que a mí, aunque no del mismo modo. Dani dibujó una sonrisa maliciosa en su rostro. —¿Cuando yo quiera y como quiera? Afirmé con los ojos. Luego los cerré, abandonándome en mis pensamientos y deseos. No tardé en recibir la primera andanada de vibraciones, más potentes a medida que Dani iba comprendiendo el funcionamiento y los efectos que producía en mí. Él no dijo nada. El dedo se le había pegado al botón. De este modo, tras cinco minutos, más o menos, me vi atrapada en un orgasmo tan intenso, que no pude reprimir varios gritos de placer (para bien o para mal, suelo ser muy rápida alcanzando el primer orgasmo). Lo acompañé juntando los muslos cuanto pude y restregándolos suavemente para mantener la posición del vibrador. —¡Me encanta! —exclamé entre suspiros. En ese momento dejó de vibrar, cuando recuperé el ritmo respiratorio. —Ya sabía yo que le cogerías el gusto a eso de controlar el botoncito —le dije tras ...
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