1. Una tarde en la casa de Jorge


    Fecha: 04/07/2018, Categorías: Fetichismo Lesbianas Sexo con Maduras Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Una tarde en casa de JorgeEse verano había sido particularmente fresco en Los Angeles. Un sábado a por la mañana llamó mi amigo Jorge, el esposo de Helena, para pedirme si podía ir a su casa para consultarme por un asunto administrativo. Yo estaba ocupado, pero le dije que para las tres de la tarde podría ir…Ana había salido de compras con Helena al shopping bien temprano.A la hora prometida llegué a la casa de Jorge y me extrañó que su auto no estuviera estacionado en la cochera, como era habitual.Tuve la primera sorpresa cuando Helena abrió la puerta: allí estaba la mejor amiga de mi esposa, vestida solamente con tacos altos, una diminuta tanga de seda negra y una especie de negligeé transparente. Sonrió y me hizo pasar. Apenas entré, me rodeó el cuello con sus brazos y me comió la boca con un beso de lengua profundo. Mi verga, naturalmente, se puso rígida. Mis manos bajaron a acariciar sus nalgas casi desnudas y la atraje contra mi cuerpo, para que ella sintiera mi dureza…Cuando rompió el contacto con mis labios le dije que estaba sorprendido; no por encontrarla así lista como para arrastrarla a la cama, sino porque se suponía que ella debía estar con Ana de shopping…Helena largó una carcajada, diciendo: “Víctor querido; tu mujercita fue a encontrarse con dos negros que la van a coger durante toda la tarde… no esperes que vaya a volver temprano…”Después acercó sus labios a mi oído y susurró bien por lo bajo:“Esos dos negros la tienen enorme…”Agregó que Jorge había ...
    ... salido de apuro a atender una emergencia en su oficina y con tanta prisa no había podido avisarme para posponer nuestra cita. Helena volvió a sonreír, diciendo que en realidad su marido había ido a cogerse a su secretaria amante; una pendeja de veinte años, infernal…Me invitó a subir a su dormitorio y allí encontré la segunda sorpresa.Sentada en la cama estaba Camila, otra argentina que vivía en nuestro vecindario. Estaba vestida con otro negligeé transparente y zapatos de taco alto; sus piernas abiertas me dejaban ver el esplendor de sus labios vaginales brillando con su humedad. Entré en silencio, viendo que ella estaba hipnotizada leyendo algún mensaje en su celular. De pronto advirtió mi presencia y me saludó sonriendo, sin cerrar sus piernas…Ana no soportaba demasiado a la tal Camila: decía que era una mujer insoportable; una lesbiana puta… muy, muy puta…La entrada de Helena en escena me sacó de los pensamientos de abalanzarme sobre Camila y meterle a fondo mi verga dura. La amiga de mi fiel? Esposa venía sonriendo, con varios juguetes sexuales entre sus manos, incluyendo un arnés con una verga de látex enorme…Camila me estaba mirando la entrepierna, donde yo ya no podía disimular la tremenda erección que me provocaba ver a esas dos perras casi desnudas, casi entregadas…De repente dijo: “Helena, nunca dijiste que Víctor la tenía tan grande”.Helena sonrió, diciendo que eso era un secreto ahora sabido por los tres. Se acercó a mí ronroneando como un gato y me acarició la ...
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