1. Mi amiga y su novio me usaron en la montaña


    Fecha: 09/07/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... genial, me encanta el nudismo, si a Marga no le importa que me desnude yo también. —No me molesta Sergio, al contrario, deseaba verte el pito —dije con simpatía. Se puso muy colorado mirándonos a los dos alternativamente, después se puso de pie y se desató la toalla y se la quitó. Su pene era muy grande y muy bonito, clarito; su glande era muy gordo, parecía una pequeña manzana. Lo deseé. El vio mi deseo y su miembro se tensó más, después se sentó otra vez, con el estandarte tieso. El pene de Sergio estaba a diez centímetros de mi muslo, yo no podía dejar de mirárselo, me levanté y le hablé a Laura al oído, después ella salió y yo le dije a Sergio: —Sergio, anoche escuché como follabais y me empapé, ahora me gustaría chupártela, si me dejas claro. —Joder Marga, lo estoy deseando desde hace tiempo, pero Laura puede volver de pronto. —No te preocupes, le he pedido permiso a ella. —¡Que le has pedido que!, a ella, ¿y qué te ha dicho? —Que la excita mucho que yo conozca el sabor de tu pene, que decidas tú. —Joder, ¿eso te ha dicho?, ¡coño que chorra tengo!; Si, Margarita, por favor pelirrojita, chúpamela, venga no tardes por favor. Sergio separó los muslos, sentado en el banco de madera; mostrándome, de forma obscena su pene erecto. Me puse de rodillas delante de él, agarré su pene con mis manos, rodeándolo por la base, mientras con mi lengua daba pasadas a su glande cubierto de vapor. Un olor conocido a hombre me embriagó, extendí mi mandíbula y conseguí rodear su pene con mis ...
    ... labios, atrapando todo el glande dentro de mi boca. Con mi lengua, en el interior de mi boca, acaricié el frenillo de su polla como si fuera la cuerda en tensión de un violín, varias veces, me gustaba su sabor. Al tiempo agarré sus huevos con una mano y no me cabían en ella, "se me salían por los lados". Le marqué un poco mis dientes en la polla, era mío; entonces dijo el: —Margarita, preciosa pecosa, ¿cómo sabes chuparla tan requetebién putita pelirroja? No le contesté, no podía hablar con mi boca llena de él, bajé mi mano derecha y con mis largas uñas arañé su culo y sus huevos, que bueno estaba Sergio, como me gustaba su sabor. De pronto, y tras acariciar mi melena roja me sacó su gran pene de la boca y me dijo: —Marga, no te muevas, quédate cómo estás. Me rodeó, se puso detrás de mí y me dijo: —Marga, agacha la espalda y alza bien el culo, anda putita. Alcé mi culo al aire, exponiéndolo a él, aunque no me gustaba su vocabulario, se estaba volviendo soez. Mis cachetes estaban temblando y mi sexo y mi ano estaban dilatados, relajados y distendidos esperando a que me tomara. Sus manos rodearon mi cintura, desde atrás, con fuerza, apretando mis riñones. Sentí su lengua jugar con mi ano y con mi coño después. Me quería morir de gusto, me dio como un tic nervioso en el ano que se me abría y se me cerraba feliz de dejarme hacer por él. Se recreó de nuevo en mi ano, sentía su lengua colándose en el agujerito de mi culo, que dejó de contraerse con espasmos y se me abrió como si ...
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