1. Si, lo acepto ¡soy bisexual! II


    Fecha: 10/07/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... dilatado para que el dolor se convirtiera en placer. No paso mucho tiempo para que eso sucediera. A cada golpe mi esfínter cedía más y más, se podía sentir la dureza y firmeza de la verga de Javier, pese a que llevaba puesto el dildo de látex y el condón. Mientras mi amigo atacaba hacía adelante yo lo hacía hacia atrás, esto provocaba que nuestros testículos chocaran suavemente y de una manera leve. Mi posición no había variado un solo centímetro, estaba a gatas, con las nalgas lo más alto posible, mi pene estaba duro y firme como un garrote, y mi pecho tocando la cama; mis manos apretaban las sabanas para no perder la concentración. En el interior de mi ano se desarrollaba una batalla descomunal entre la punta del falo y mi próstata. Poca gente sabe que la gran diferencia entre una mujer y un hombre que reciben sexo anal esta en la próstata. Ellas son ajenas a la sensación del roce de ese pequeño objeto de placer. Las mujeres solo sienten el pene abriendo el ano, y la invasión a profundidad, nosotros además tenemos un timbre que dispara señales de placer nerviosas a nuestro cerebro cada vez que es tocado por un suave glande. El ritmo se fue acelerando, Javier empujaba cada vez más fuerte. Me atrevería a decir que el diámetro de mi ano estaba al doble de su tamaño normal; me dolía, pero con un placer increíble. Nunca ...
    ... me había imaginado que esta sensación se pudiera dar, además yo no veía la cara de mi amigo, esto me permitía imaginar que podía estar siendo penetrado por cualquier otra persona. Llego el momento en que Javier hizo un anunció: -¡Me voy a venir! Instintivamente me impulse hacía adelante. Sabía que de nada serviría que se viniera dentro, ya que estaba cubierto por el dildo y el condón, así que me zafe . En cuanto hice este movimiento y Javier se vio desconectado de mi cuerpo se quito el dildo junto con el condón de un golpe, se dejo caer en la cama sobre su espalda empezó a masturbarse, y su leche broto con fluidez; algunas gotas llegaron a su pecho, pero las más grandes quedaron sobre su propio pene. El espectáculo que me brindo me obligo a descargarme sobre él, apunte mi herramienta hacía su pene y le agregue mi propia leche. Con esta nueva ración su falo estaba totalmente cubierto de semen caliente, no pude evitar inclinarme sobre ese caramelo y hacer algo que jamás hubiera imaginado…¡pase mi lengua de se base a su cabeza!. Aun estaba caliente. Solo puedo confesar que fue algo extraño, pero delicioso. Después de esta noche nos despedimos, Javier regreso a su casa, pero me sigue escribiendo a onifagos@gmail.com, donde me gustaría recibir los comentarios de mis lectores, y no se, posiblemente conocernos si es posible. 
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