1. Siempre me calentaron los viejos (3)


    Fecha: 13/07/2018, Categorías: Gays Dominación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... poco, empezando por los huevo y terminando en el glande, del cual brotaba ya un poco de líquido preseminal que por supuesto bebí. Después la engullí y empecé a mamar entusiastamente, cada vez más excitado y provocando largos gemidos en el vejete. Su verga palpitaba en mi boca y eso me llevaba al paroxismo de la calentura. Seguí mamando y mientras sostenía los huevos de don Ernesto en mi mano derecha, acariciándolos y cada tanto oprimiéndolos un poco. En un momento don Ernesto dijo entre jadeos algo que me llenó de morboso orgullo: -Qué… qué buen mamón es… qué buen mamón es este nene, don Benito… Que no se la vaya a… a escapar… -Descuide usted, don Ernesto… Lo tengo bien agarrado por lo mucho que le gusta la polla… Es cierto, yo no podría aguantar sin vergas como las de Don Benito y don Ernesto, que en ese momento se corrió jadeando muy fuerte y me lanzó en la boca dos chorros de ese precioso licor que es el semen de un hombre. Yo estaba tragando cuando don Benito me tomó del pelo y me ubicó ante él. -A lo tuyo, niño… ¡Venga! –me ordenó y entonces, sintiéndome ya completamente un sumiso, le pregunté: -Don Benito, ¿puedo… puedo besarle y lamerle los huevos un poquito antes de… de chupársela? Él lanzó una carcajada y dijo dirigiéndose a don Ernesto, que reposaba reclinado sobre uno de los almohadones: -¿Oyó usted, amigo? ¿oyó usted lo buenito que es este niño? -Sí, claro que oí, donde Benito, lo tiene bien dominado… -contestó el visitante y a mí sus palabras me excitaron por ...
    ... verdaderas. Sí, don Benito me tenía totalmente en sus manos y dispuesto a hacer todo lo que él quisiera. -Sí, niño putito, lame y besa mis cojones antes de ocuparte de mi polla… -me autorizó y entonces me apliqué a la tarea que poco después lo hizo acabar y llenarme la boca de leche. La tragué hasta la última gota y mientras lo hacía escuché a don Ernesto decir: -¿Vio, don Benito, como tiene la pija su niño? –y de pronto me tomó el pene con su mano izquierda: -¡Miré, don Benito! ¡Durísima y bien parada la tiene! Yo estaba coloradísimo por una mezcla de excitación y vergüenza, torturado por el deseo de masturbarme y entonces don Ernesto dijo: -Habría que aliviarlo, don Benito, ¿me deja que lo masturbe? -Claro que sí, don Ernesto, vamos al baño que allí seguirá la fiesta. –y me llevaron al baño. -¿Cómo lo quiere al niño? –quiso saber don Benito. -Echado de espaldas en el piso. -Ya oíste, Jorgito, échate… -Sí, don Benito… -dije y me acoste en el piso como quería don Ernesto. -Abrí bien las piernas. –me ordenó el viejo. Obedecí y el entonces se arrodilló entre mis muslos y tomó mi pene con su mano derecha mientras sus labios dibujaban una sonrisa lujuriosa y yo debía hacer un esfuerzo para no explotar en ese mismo momento, de tan caliente que estaba. Mi esfuerzo no duró mucho. Muy poco después me corrí cuando don Ernesto dirigía mi pene hacia mi cara. No pude ver cuántos chorros de semen me eché encima, pero escuché las carcajadas de los dos vejetes. -Miré, donde Benito, mire cuánta ...