1. Relato: Educando a Marta


    Fecha: 16/07/2018, Categorías: Fetichismo Voyerismo Sexo Duro Autor: Dan-Underground, Fuente: xHamster

    ... zorra exclusiva y querida.Saqué el dedo, y volví a besarla. Se estaba calentando cada vez más. Miró alrededor, como buscando cerciorarse de que estábamos solos en la estación. No era así. Ella no parecía haberse dado cuenta, pero dos hombres habían aparecido por la parte trasera de la estación, y aunque se dirigían a su destino y no pararon ni se acercaron a nosotros, sí que observaron con total curiosidad, mirándose entre ellos. Marta los vio y en ese instante se sintió confusa y avergonzada.–Pero, cariño, creí… Creí que era sólo tuya. Me has hecho quedar como una puta…–Lo que eres. ¿Es que no es así?–Sí. Tuya.–Exacto, Marta. Mi puta. Pero antes de usarte en privado, de darle a tu cuerpo lo que se merece, quería que los demás supieran lo que voy a follarme esta noche. La pedazo de mujer, de fémina, hembra en celo a la que voy a penetrar.–Ah… Pero, Héctor… Aunque me ponga cachonda haciendo cosas cuando nos pueden descubrir, no me… No me gusta cuando me descubren. El sólo el morbo de…-Shhh, shh shh. Calla, Marta, calla. Lo sé muy bien. Un buen hombre conoce a su zorra. Por eso, aunque te muestre en público, no te preocupes: te follaré en privado. Eres una presa a exhibir en multitudes y reclamar en solitario.Ella no objetó más. La cogí de la cintura y la conduje rumbo a mi casa, a unos 15 minutos a pie. Habríamos parecido la pareja ideal de enamorados, con la diferencia de que en muchas ocasiones metí mano por donde pude sin consideración. Pronto había ya desabrochado dos de ...
    ... los botones del pantalón blanco para hacerlo descender muy levemente, mostrando así parte de su culo por debajo del jersey. Apenas destacaba en la vía pública, pero cualquiera que la mirase por detrás con atención podría verlo, bamboleándose, apretado por mí. Marta se limitó a ir con la cabeza relativamente agachada mientras soltaba tímidos gemidos y miraba insegura alrededor de vez en cuando. Yo la alentaba dándole buenos apretones. Pronto habíamos llegado a mi portal.La hice pasar, casi empujándola, con cariño pero con una urgencia no disimulada. Nos introdujimos en el ascensor, y tras pulsar el botón saqué todo su hermoso y enorme culo a relucir, mientras manoseaba una de sus tetas; la que tenía perforada con un piercing negro. Salimos de la estrecha estancia que constituía el ascensor y la planté frente a mi puerta, como si fuera una prisionera y acabara de reducirla. Con la mano que me quedaba, extraje las llaves de mi bolsillo -al tiempo que me daba unos toquecitos en la punta de mi rabo, que me hacía forma en los pantalones y, de lado, llegaba a abultar en el bolsillo. Todo para comprobar que estaba tan dura como a Marta le gustaba recibir su ración de falo-, y abrí la puerta. Una vez introduje a Marta al interior, pues ella apenas avanzó por sí misma, terminé de sacarle los pantalones, firmemente, imponiéndome.–De rodillas –ordené con severidad.–… Claro…– ¿Sabes lo que vas a hacer?–Sí…–Dilo.–Chupar polla.–Exacto, Marta, cariño. Eres una comepollas y tienes que vaciarme ...