1. El Alboroto


    Fecha: 17/07/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Fernán, Fuente: CuentoRelatos

    Era un viernes, y mis padres se habían marchado porque el domingo era la boda de unos muy amigos suyos, y esa noche tenían la despedida de solteros. Una vez se fueron, no tardé en marcharme de fiesta con unos amigos míos. Ahí estaba yo de fiesta en la discoteca, cuando recibo una llamada de mi madre, la cual está algo preocupada. - Oye, Fernán, ¿estás muy ocupado? - me dijo. - Un poco, ¿por qué? ¿qué quieres? - Es que estamos en la despedida de solteros y tu tía Marisol ha bebido mucho y si no vuelve a casa va a hacer cualquier burrada. - Bueno, ¿y qué? - Pues que si la puedes venir a buscar y llevarla a casa. - Mama, y no la puede llevar el tío, ¿o ustedes? - Es que no vamos a interrumpir la despedida al tío, y es que las que han traído el coche no están en condiciones de conducir, anda, por favor, ven a buscarla. - ¿Y dónde estáis? - En el “Alboroto”, llámame cuando llegues. - Venga vale, ya voy. Tras esto me despedí por un rato de mis amigos y me dirigía a donde mi madre me había dicho, tardé unos veinte minutos en llegar, llamé a mi madre y salió con mi tía Marisol. Tras unas indicaciones de mi madre, mi tía se montó en el auto y la llevé a su casa. Mientras íbamos en el coche, mi tía trataba de convencerme de que no iba borracha y de que lo que mi madre me había dicho no era cierto, “si traté de ligar con el hombre aquel no es porque vaya borracha, sino porque mi marido es un maricón y no puede complacerme, es un pichafloja, ¿tú crees que yo me merezco un ...
    ... pichafloja? ¿No tengo un cuerpazo que merece mucho más?, dime”. En ese momento me cogió la cara para que la mirase mientras trataba de que la viese toda su silueta, nunca me había fijado en ella, pero ahora que la miraba, si bien tenía ciertas arrugas en su cara y no era demasiado agraciada debido a sus más de cuarenta años, la verdad es que su figura se mantenía bastante bien, no era delgada, pero tampoco gorda, y tenía unas tetas bastante considerables, que se tocó cuando vio que yo las miraba, lo que hizo que mi pene comenzase a despertar. Volvió a hablar al ver que yo no decía nada. - Di, ¿crees que estoy mal?, ¿estoy gorda?, ¿soy fea? - No es eso, simplemente eres mi tía y no te puedo mirar con otros ojos. - Uy, pero eso no tiene nada que ver, tú eres mi sobrino y te puedo decir que eres bastante guapo y estás muy bien - no respondí, sin embargo, me sonrojé un poco - No te pongas colorado, seguro que no soy la primera que te lo digo, con esa carita de ángel que tienes, - me puso una mano en la mejilla - sin ningún grano, un pecho fuerte, unas piernas de aúpa - cada vez que nombraba una parte del cuerpo me la tocaba - y un buen culito… - Nada, tía, que yo no te puedo ver de ese modo - le quité la mano de mis glúteos, pero en un instante, sin ningún tipo de aviso, su mano se dirigió a mi pene y la posó sobre este, di un volantazo de la impresión y estuvo a punto de ocurrir un desastre… - Uy pues creo que tu aparato sí que me puede ver como una mujer - dijo esto mientras sonreía ...
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