1. Papi y yo


    Fecha: 23/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Gorditaputa, Fuente: SexoSinTabues

    ... sacudirme. Tuve que pedirle muchas veces que me la mostrara, y un día hasta le dije que si no me la mostraba él le pediría a uno de mis compañeritos de la escuela. Yo ya tenía 9 añitos y era muy precoz, decidida… y muy putita. Ya me había dado cuenta que no todas las niñas de mi edad sentían ese calor en la conchita, que pensaban en muñecas mientras yo soñaba con la verga de mi papi. Una tarde, durante el ritual del baño y secado, le di el ultimatum a papá… o me mostraba lo que deseaba ver, o se lo pediría a otro! Se río y me dijo que si tanto deseaba verla, nos bañaríamos juntos. Me excité casi instantáneamente. Mientras se llenaba la bañera papá me desvistío (aunque ya tenía más que edad de hacerlo sola) y luego se desvistío lentamente ante mi. Me recorrían escalofríos al verlo. Papá era aún un hombre joven y guapo, con un buen cuerpo y con una semi-erección que me dío calambres de placer entre las piernas al verla. Al ver la expresión de mi rostro su verga se endurecío por completo y él parecío violentarse un poco por eso. Se metío a la bañera, y se sentó. Luego me dijo que me sentara sobre sus muslos. Así lo hice, y quedamos frente a frente, y esa hermosa erección entre ambos Se enjabonó las manos y comenzó a frotarme el cuerpo lentamente. Yo sentía que me derretía. Incluso mis pezones, que se habían puesto más sensibles, se endurecieron con sus caricias. Con voz muy grave me dijo que yo tambien podía enjabonarlo si lo deseaba. Pero sin siquiera ponerme jabón rodée con ...
    ... ambas manos su verga palpitante, sintiendo su dureza. La amasé suavemente sin saber bien como tocarla, entonces él puso su mano sobre las mías y me enseñó como hacerle una buena paja. Cuan duro tenía que apretar, como subir y bajar mis manos, a cubrir la cabeza de la verga con una mano mientras bombeaba con la otra… A darle placer como él me lo daba a mi desde siempre. Y mientras yo me aplicaba en eso él frotaba suavemente mis pezoncitos, jugaba con ellos con al punta de sus dedos. Luego bajó una de sus manos a mi conchita hambrienta, y jugueteo con los labios, la entrada y el clítoris hasta volverme loca de gusto. Mis gemidos ya eran incontrolables, y yo no lo estaría haciendo tan mal tampoco porque papá gruñía y su verga palpitaba como a punto de estallar. Repentinamente se levantó y me sacó en brazos de la tina, y algo rudamente me acostó sobre la cama. Yo gemí y abrí las piernas, loca de excitación. Se arrodilló y lamío mi concha con desesperación, succionando y dando tironcitos a los labios vaginales. Yo me sacudía, le jalaba del cabello, abría lo más posible mis piernas y empujaba mi pelvis contra esa lengua que me hacía perder la cabeza. Y él tambien estaba descontrolado, nunca lo había visto así, tan caliente. Olvidados de ser padre e hija, nos convertimos en un macho y su hembra en celo. Sentí como me metía lentamente un dedo, y una sensación de placer y dolor me hizo arquearme. Pero aún en ese momento mi naturaleza de puta calentona pudo más y me escuché a mi misma ...