1. El gran juego morboso


    Fecha: 25/07/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Confesiones Autor: OscarVilla, Fuente: CuentoRelatos

    A veces la imaginación vuela, huye de nosotros mismos buscando instantes de eterna evocación, de increíbles sensaciones no exentas de fantasía ilimitada. Buscamos, y no siempre encontramos, esa persona capaz de sublimar la vida llegando a extremos insospechados sin límites conocidos. Misteriosa búsqueda que casi nunca alcanza el conocimiento. De repente, sin pensarlo, sin casi sospecharlo, en el camino de la vida aparece alguien con quien compartir secretos, confidencias, deseos ocultos, experiencias inolvidables. Alguien que se convierte, por la magia de lo posible, en un cómplice para llevar adelante las vivencias más insospechadas. Cuantas veces, en el silencio de la noche, en la soledad de una cama casi sin deshacer, se fraguan las más trepidantes aventuras, las fantasías más extremas, aflorando los más ocultos e inconfesables deseos. Cuantas veces soñamos despiertos con la idea de agotar la vida hasta los últimos extremos capaces de alejarnos de un discurrir rutinario y monótono. Pensar, por un instante sin posible medida, en el irrefrenable deseo que nos produjo aquella persona del sexo opuesto que, una mañana cualquiera de verano, tomaba el sol cerca de nuestra toalla en una playa de la que ya hemos olvidado el nombre. Ni siquiera la persona que estaba a nuestro lado supo jamás de aquellos pensamientos, ajena de todo a nuestros deseos. Cuántas veces hemos desnudado a alguien con nuestra imaginación o simplemente hemos hecho nuestra aquella fantasía que alguien nos ...
    ... narró, en voz baja, un atardecer de invierno mientras la lluvia sacudía la ventana del salón cargado de viejos recuerdos de otra época. Hay quien ha caminado muchos pasos en la vida dando rienda suelta a sus deseos más íntimos. Personas capaces de afrontar la vida como es, sin tapujos, con valentía, sin esa hipocresía que atenaza al mundo para eludir el sempiterno “que dirán”. Cuantas noches, en la compartida soledad de tu cuarto, soñaste con experiencias salvajes, inauditas, mientras por tus piernas de deslizaban, sinuosos, los fluidos de tu cuerpo todavía joven y deseable. Cuantas veces te miraste al espejo, desnuda, recordando aquella tarde en que por vez primera dejaste que un desconocido te hiciese suya. Como se disparó tu adrenalina cuando ibas camino de tu primera cita tras la obligada pausa impuesta por tu matrimonio. Habías tomado tu decisión y acudiste puntual a esa cita tras un puñado de conversaciones escritas con aquel hombre casi desconocido. Aun seguirás recordando la tarde en que, aprovechando tu soledad, te desnudaste delante de tu cámara para aquel desconocido. No pudiste verlo, tan solo intuirlo. Cubierto tu rostro con el turbante te antojaste como la más hermosa esclava del harén, Una esclava de placer, de deseo, de sensual erotismo. Te corriste como jamás lo habías hecho hasta entonces, sintiéndote observada por unos ojos que miraban tu cuerpo, tus movimientos y gozaban con tu placer. Te retorciste sintiéndote propiedad de otros, no de tu voluntad. Le pediste ...
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