1. LA FAMILIA DE MI MUJER


    Fecha: 11/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Autor: nesxxx, Fuente: xHamster

    ... punto intermedio de inocencia sin torpeza con el que yo estaba a gusto.Amparo recibió nuestro noviazgo con alegría. Su marido, un cincuentón barrigudo, supuso para mí un enigma. ¿Que cualidades podía exhibir un tipo tan simple para seducir a una mujer tan excepcional? Sin embargo no había duda de que ella lo amaba, como pudo comprobarse después.Llevarte bien con la familia de tu consorte es una bendición. A veces Amparo y yo iniciábamos conversaciones sobre temas jurídicos o sobre anécdotas de nuestro común paso por el despacho de abogados que excluían a los demás, provocando los celos de su marido y de mi mujer, envidiosos de nuestra complicidad.Las fantasías sexuales sobre mi suegra nunca me abandonaron, aunque tampoco me obsesionaban. La hermanita de mi mujer o la última actriz de moda también las motivaban sin que ello me produjera la menor culpabilidad. En cuerpo y espíritu era fiel a mi esposa. Señalo esto para subrayar que Amparo no había dejado nunca de gustarme y más después de que nuestra creciente familiaridad me permitiera verla en bikini o en ropa interior.Y entonces vino la tragedia. Aun no hacia 6 meses que habíamos vuelto de la luna de miel cuando mi suegro murió. Mi opinión sobre él no había mejorado en ese tiempo, pero lo cierto es que, en su sencillez, era un buen hombre, cuyo trato conmigo siempre había sido excepcionalmente cordial, de modo que lamente mucho su muerte, además de sufrir por mi mujer.Ni cuñadita estaba estudiando en Estados Unidos y ...
    ... regresó a ese país tras el entierro, así que Amparo se quedó sola. Mi mujer vino azorada a preguntarme si no me parecía mal que viviera un tiempo con nosotros. Obviamente no tuve inconveniente. Para complicar más el asunto mi mujercita había comenzado a trabajar, así que entre las clases y el curro no paraba por casa. Mi suegra pasó a encargarse de las tareas domésticas. En mi trabajo empecé a tomarme tardes libres, de modo que pasaba mucho tiempo con ella, mucho más que su hija.La muerte de su marido había afectado a Amparo más que a nadie, hundiéndola en una depresión. Recuerdo pasar junto a ella horas abrazados viendo la tele en espera de que su hija regresase, o sorprenderla llorando y tratar de calmarla besándola en las mejillas. En aquellos días difíciles en que su carisma y simpatía habían desaparecido, nos unimos más que nunca, alcanzando una intimidad superior a la que tenía ella con sus hijas o yo con mi mujer. Hasta que un día sucedió:Ella estaba triste y yo la arrullaba tratando de consolarla. Entonces, respondiendo a mis besos en su cara, me besó en los labios. Una ráfaga de electricidad recorrió mi cuerpo. Le devolví el beso dejando que nuestras lenguas se rozaran. A partir de ahí todo explosionó. Nos arrancamos la ropa furiosos mientras nos devorábamos las bocas. Besé sus pechos, lamí sus pezones sin poder creerlo. La emoción que me embargó al verla desnuda me hizo humedecer los ojos. La poseí con pasión, arrebatado por mi lascivia y su dolor. Terminé exhausto, pero ...