1. El hambre con las ganas de comer


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Primera Vez Hetero Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos

    ... entrada… debe estar aquí abajo, donde está más mojada, pero cuando toco por aquí delante… aquí, mira, mira qué grititos da… ay, Dios mío, ¡le estoy dando placer a una chica!”. Bruno no aguantaba más, le iban a reventar los huevos, tenía que endilgársela dentro, no podía más… afortunadamente, ella parecía con las mismas ganas. Se despojó de la ropa interior, y dio un tirón a las bragas de Charito, que se tapó el coñito con las manos, pero enseguida las retiró y separó las piernas. El Rubio estuvo a punto de tirarse sobre ella y embestir como un perro en celo, pero se retuvo. -Espera, así no… así mejor, ven… - se sentó en el suelo, y se palmeó el vientre, invitándola a sentarse sobre él. A que lo montara. -¿Qué? – se espantó la maestra - ¿yo… yo tengo que estar encima….? – Ahora sí se estaba tapando, las tetas y el coño. -Sé que te da corte… - Bruno retiró las manos de su propia hombría, porque él mismo se había tapado al incorporarse. – A mí también me lo da… pero he leído mucho sobre esto, y dicen que si tú estás encima… controlas el asunto, y… y duele menos. Charito tenía pavor pintado en la cara. Pero pareció darse ánimos en plan “ya he llegado demasiado lejos para echarme atrás ahora”, y, cerrando los ojos, para no ver la lujuria en los de él, se puso a caballito sobre él, y empezó a frotarse contra su erección. ¡Qué calor…! Los dos gimieron al unísono, ¡qué maravilla….! La maestra sentía un placer increíble, como no había sentido en su vida, las delicias le colmaban el ...
    ... cuerpo, era una sensación indescriptible, estupenda… Bruno temblaba como si tuviera cuartanas, luchando contra el feroz deseo de empujar, pero qué buenísimo era… Charito se dio cuenta de los dientes apretados de su compañero, y sus puños crispados sobre la alfombra, y, con una vergüenza terrible, pero sobreponiéndose a ella, llevó la mano al pene de Bruno y lo orientó con cuidado, temerosa incluso de tomarlo con demasiado fuerza… Bruno podía atestiguar que no, era la caricia más suave que había sentido en su vida. Aaah… ahí estaba… era… era la entrada… “Ánimo, Charo…”, pensó la maestra “puedes hacerlo…”, y se dejó caer. -¡AAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaaaaaahhhh….! – el grito combinado de los dos atronó las paredes de la casita, ¡era increíble! Bruno daba respingos sobre el suelo, retorciéndose como una culebra, agarrándola de los hombros como si la quisiera atravesar, sumergido en la dulzura más placentera que pudiera imaginar un ser viviente… “Madre… si me hiciste prometer que nunca haría esto hasta casarme, creo que debías odiarme….”. Charito se sentía muy rara, llena por dentro, atravesada, llena de calor y picores muy divertidos, y una extraña sensación de “por fin”, de… pero… pero… -Pero… ¿esto no debía doler….? – logró preguntar la joven, empezando a menear las caderas involuntariamente. Bruno sonrió. -¿No… no te duele…? -No… No duele… - y empezó a brincar sin contención, echando hacia atrás la cabeza de puro gusto - ¡No duele nadaaaaaaaaaaaaaaaa…..! – Bruno soltó la carcajada, de ...