1. El hambre con las ganas de comer


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Primera Vez Hetero Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos

    ... obstante, no perdió la sonrisa al pedirle a la señorita Charito si le daba un minuto. – Oh, Dios mío, sí, claro, perdónenos, estamos interrumpiendo el tráfico… -No, no, no se apure… - y dirigiéndose a los gemelos, continuó – Atended, hijos… ése hombre que ha tocado el claxon, está infringiendo la ley, porque aquí, junto a un colegio, la biblioteca de los niños y la residencia de los abuelitos, están prohibidas las señales acústicas y ruidos molestos… así que voy a recordárselo. – Bruno se caló la gorra y se dirigió al coche que pitaba. – Buenos días. – sonrió sin alegría. -Querría continuar, ¿sabe? – contestó de mala manera el conductor. -Buenos días, lo primero. – El tono era aún menos cordial. -Buenos días, querría continuar, ¿sabe…? Están parando el tráfico, y yo llevo prisa. -Ah, usted lleva prisa, y los niños del colegio, le interrumpen el tráfico… ¿qué pretende insinuar, que porque son pequeños, no tienen derecho a cruzar la calle? ¿Qué porque son dos niños y una maestra, puede usted abusar de ellos y hacerse el macho? ¿¡Cree que puede llegar metiendo escándalo con la bocina en una zona donde no se permiten LOS RUIDOS?! – El conductor estaba empezando a palidecer, y balbuceó algo, pero el Rubio le cortó - ¡Mire, a mi cargan mucho los gallitos! ¡En mi cruce, nadie se hace el macho! ¿Qué le parecería si esas dos criaturas, fuesen hijos suyos? Entonces, seguro que querría que tuviesen todo el tiempo del mundo para pasar tranquilamente, y con todas las garantías de ...
    ... seguridad, ¿verdad que sí? Pero como no son hijos suyos, pues que se jod… - recordó que una mujer y dos niños le estaban escuchando y se cortó un pelo – se joroben, ¿no? Mire, amigo… mire a esos dos niños, e imagínese que son hijos suyos mientras saca el carné, los papeles del coche y del seguro, ¡porque lo mismo se lleva usted una receta a casa, suficiente para alimentarlos como si lo fueran durante un mes! ¡Venga! -Eeeh… sí, voy… señor agente, por favor… tenga, mire, está todo en orden… mírelo, todo está bien… por favor, perdóneme, llevaba prisa, estaba nervioso… lo siento… -Todavía no lo siente, créame, pero lo va a sentir. – contestó, mientras miraba los papelotes. Todo estaba en orden, pero aun así, sacó el bloc y anotó la multa. -¡¿TRESCIENTOS euros…?! Es… es un tercio de mi sueldo… -“Prohibidas las señales acústicas y ruidos molestos”. Para otra, seguro que no le importa esperar los treinta segundos que tardan los niños en cruzar la calle. Y ahora, circule, que tengo el tráfico parado por culpa de USTED, si no quiere que todavía le detenga por desobediencia manifiesta, ¡andando! El conductor abría y cerraba la boca con cara de desamparo, y Bruno se dio la vuelta para volver a su sitio, en mitad de la calzada. Ya en la acera, la señorita Charito, con Román y Kostia aún de sus manos, le miraba con una gran sonrisa. -Román, Kostia, vamos a darle las gracias al agente Bruno por su amabilidad, ¡a la de ya! – y los tres juntos corearon - ¡Muchas gracias, señor policía! – Y los niños ...
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