1. El hambre con las ganas de comer


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Primera Vez Hetero Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos

    ... le dijeron adiós con las manitas mientras se alejaban. El gesto de los niños hacía sentir orgulloso a Bruno… pero fue la sonrisa de Charito la que le acompañó todo el día, y cuando la vio alejarse y vio su trasero menearse al ritmo de sus piernas, enfundado en su pantalón vaquero, con sus nalgas como melocotoncitos temblorosos, frotándose una con otra… Puffffffffffffh…. Le esperaba una confesión durísima con el Padre César, bien lo sabía… ************ La tarde siguiente, Bruno estaba en la capilla, esperando que la señora saliese del confesionario, mientras miraba la imagen del Cristo y el anillo azul de su propia mano, alternativamente. Bruno siempre se había sentido orgulloso de la promesa que simbolizaba aquél anillo, pero, últimamente… se estaba haciendo más difícil que nunca respetarlo en su totalidad. Por fin la mujer salió del cubículo, y Bruno se encerró en el confesionario. -Ave María Purísima. -Sin pecado concebida. – susurró desde el otro lado la voz pacífica y amable del Padre César. -Padre… he pecado. Hace mucho tiempo que no me confieso. -Sí, desde el viernes pasado, sigue. – Don César tenía mucha confianza con él, le conocía desde que nació, desde que su madre aún lo llevaba en el vientre, y por eso a veces, sin dejar de ser paciente y cariñoso, le trataba quizá con algo menos de consideración que a otras personas. -Pues… casi lo de siempre, la verdad… eeeh, bueno… soy bastante malhablado… con frecuencia, no soy tan paciente como sé que debería ser… grito y ...
    ... pierdo la calma con los infractores… pero cuando me enfado, es con personas que merecen ser multadas y que me hacen enfadar con su desprecio hacia las leyes y las vidas humanas… y… y el otro día, jugando al dominó con Andrés, hice trampas, cambié las fichas cuando no miraba, para que pagase él las cervezas. Pero como él no lo notó, a lo mejor no cuenta, ¿no? -Hiciste trampas, y eso cuenta. ¿Algo más, hijo mío? -Eeeh… sí. – siempre se le hacía cuesta arriba contar cosas así, pero tomó valor y lo soltó – El sexto mandamiento, Padre. -Sigue dándote problemas, ¿verdad? – Bruno asintió desde su lado de la rejilla – Hijo… prometiste a tu madre que llegarías virgen e intacto hasta el matrimonio, y yo sé que es muy duro cumplir una promesa así, pero la entrega de tu sacrificio, tiene gran valor a los ojos de Dios. No obstante, tú siempre has sido de hierro para eso. Cuando tenías tentaciones siendo adolescente, salías a correr y hacías deporte para vencerlas, y eso te ayudó a entrar en el Cuerpo y ser policía, ¿qué ha pasado para que ahora, eso ya no te funcione? -Ella. Ha pasado ella, padre. La llevo viendo varios meses, desde que estoy en ese cruce… la veo todas las mañanas, y todas las tardes, y esta misma mañana fui a su clase, a dar a los niños un curso de educación vial, y… no se lo va a creer, Padre, pero… ¡ella ha hecho la misma promesa que yo! -¿Cómo lo sabes? -Esta mañana… cuando fui a dar la clase… yo ya le había visto el anillo, pero no le había dado importancia, pero me ...
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