1. Pablito y su mamá


    Fecha: 14/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... a causa de la debilidad intensa que sentía al alcanzar picos de excitación. Pablito tal vez no respondiera a la invitación, por la contrariedad que experimentó al principio cuando su madre comenzó con el abuso, horas atrás, pero oírla jadear en el pasillo, oírla murmurar obscenidades, imaginarla masturbándose desnuda mientras iba su pieza, fue insoportable e irresistible para sus instintos masculinos, así que salió al pasillo tras su madre. Asomándose fuera de su habitación vio a su madre Sofía caminar dificultosamente rumbo al cuarto, temblorosa y vacilante por efecto de la terrible calentura que estaba desarrollando. Vio a su madre detenerse y llamarle con voz urgente que sonaba a ruego e invitación. Al hacerlo se masturbaba y unos quejidos deliciosos contemplaban el cuadro obsceno que hipnotizaba al chico. Pablito caminó cual autómata hacia el cuerpo desnudo de su madre. Ella reiniciaba la marcha y continuaba llamándole sin dar la vuelta, tal vez para incrementar su incertidumbre acerca del efecto que estaban teniendo sus maniobras incestuosas sobre su hijo. No sabía que Pablito venía hacia ella apenas 2 metros atrás, con la verga durísima como guía y sin otro fin que seguir a su progenitora hasta el cuarto y sin duda la cama. El paso de Pablito era firme pero traspasado de temblores que le bajaban desde la ingle. Alcanzó a su madre a centímetros de la puerta del cuarto. Ella se había detenido algo mareada del calor sexual tan intenso que ya era una condición inmanejable ...
    ... para su sentido del pudor. Sofía se recostó por la pared murmurando el nombre de su hijo y con una mano, por delante acariciaba su vagina y la otra, por detrás atendía la entrada del ano, para lo cual la degenerada madre debió inclinarse su torso por delante, quedando su cabeza viendo entre las piernas. Así fue que Sofía pudo ver que su hijo, desnudo y totalmente empalmado ya llegaba sobre ella. Entonces ella libró su culo y concha de la cobertura de ambas manos y Pablito apoyó la verga sobre las partes íntimas maternas, con torpeza y azoramiento, creyendo apenas que todo esto fuese real. Su madre permitió el contacto por algunos segundos y siguió avanzando. En la puerta paró otra vez, no como parte de un plan sino otra vez exhausta y sobrepujada de ardores. Sus piernas morenas y sólidas se separaron por dictado del instinto y la cintura muy arqueada y las nalgas tirándose atrás ofrecían al joven macho –su propio hijo de 14 años- el camino directo al más oscuro sexo imaginable entre madre e hijo. Cuando Pablito alcanzó a su madre por segunda vez, esta logró que la verga del chico se apoyara directamente sobre los labios vaginales, poniéndose en puntas de pie por ser ella más baja que él. En este momento Sofía no pudo hablar, aunque fue su intención exaltar al muchacho con pedidos urgentes a su condición de macho. En lugar de palabras soltaba jadeos y verbalizaciones confusas, suspiros, ronquidos ansiosos, todo un repertorio que no hizo otra cosa que poner a Pablito en la cima ...