1. Intrusa en la noche de bodas


    Fecha: 05/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Iría Ferrari, Fuente: CuentoRelatos

    ... más que continuar allí. Entre plato y plato, los novios hacen brindis y se propagan besos. Los camareros, no dejan de servir exquisiteces: y la música no deja de amenizar el momento. Aun así, me causa un tedio esquivar a los solterones ya ebrios, que se dedican a juguetear entre todos conmigo para ver quién consigue llevarme a la cama esa noche, como si fuera el premio especial. El alcohol ya ha hecho mella entre los presentes y los novios pasean por las mesas de sus invitados para charlar con ellos. De nuevo está ahí él... ahora ya casado. Lo tengo muy cerca, huele muy bien, me excita su olor, es atrayente y me siento como una pobre polilla que va directa hacía la luz para acabar quemada. —Estás guapísima! Gracias por venir! —Gracias a vosotros por invitarme. (Contesto amigablemente). Intento ser cordial y cortés, pero me cuesta mucho no sentirme sonrojada ante aquel imponente hombre de traje oscuro y con corbata azul, que casualmente hace juego con mi vestido. —¿te lo estás pasando bien? (Me pregunta ella) Y yo bajo la cabeza sintiéndome ridícula, ante la situación. Mis pensamientos son contradictorios, quiero marcharme ya, pero por otra parte, no sé qué me ocurre, siento una atracción irresistible hacía ese hombre que tan solo me ha mirado un par de veces y apenas me ha dirigido la palabra. Su voz varonil, su olor y su manera de mirarme tan picara. Pero no está bien... no debo… insinuarme. Llega la noche, con la fiesta y el baile. La música ameniza el ambiente, los ...
    ... invitados más mayores de edad ya se han retirado a las habitaciones del hotel, que está en el mismo edificio. Solo quedamos los juerguistas, la gente joven, y los que se han sobrepasado tanto con el alcohol, que son hasta incapaces de encontrar el ascensor, que les lleve a su dormitorio. Entre baile y baile, tengo los pies destrozados, por culpa de mis Manolo Blahnik, aun así aguanto que todos mis pretendientes solteros, con esperanza de algo más me saquen a bailar. Miro a mi alrededor y percibo la recién estrenada esposa no está en la sala ya. No se ha despedido, solo ha desaparecido, y en una esquina solitario está él. Todo son copas y brindis, parece que nadie más que yo, se ha dado cuenta, de que el novio está allí solo, con cara de póker ante la situación. Supongo intenta pasarlo bien con los que aún quedamos en pie, después de un largo e intenso día. Yo aprovecho para acercarme a él, y por cortesía le pregunto por su nueva esposa. —ya se ha retirado a dormir. -estaba agotada de todo el día. (Disculpando su marcha, aunque su cara seria y de decepción lo delataba). (Sorprendida le pregunto): -¿Y tú? ¿Porque continuas aquí? Es vuestra noche de bodas. Él con su mirada cautivadora, devora con sus ojos verdes mi cuerpo, se acerca a mi oído para susurrarme: —no pienso subir a mi suite, ella no quiere la moleste. —A mí, lo que me encantaría es quitarte ahora mismo es bonito vestido, que me tiene hipnotizado desde que entraste al juzgado. Me excitan tanto esas palabras junto a mi oído, ...