1. Mi nueva vecina Milf, ayudando en la mudanza


    Fecha: 25/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: Alexander0022, Fuente: CuentoRelatos

    ... pollerita, tome los hilos de los costados de su tanga y se la quite por completo. Una diminuta tanga blanca.La tome de la cintura, la levanté y la coloque sobre mí. Saqué mi billetera donde tenía un preservativo, me lo coloque. Ella tomo mi pene y empezó a metérselo, hasta que sentí que su vagina apretó y se comió por completo mi pene. Que sensación más placentera, quedamos unos segundos quietos, disfrutando que nuestros cuerpos se unieran. Ana comenzó a moverse, de arriba para abajo, levante un poco su pollerita y me agarre de sus nalgas. No me alcanzaban las manos para apretarlas. Ella gemía en mi oído mientras me acariciaba el cabello. Los movimientos se aceleraban a cuanto más excitados estábamos. Me tire hacía atrás y deje que ella hiciera el trabajo, mientras yo disfrutaba del espectáculo. Ana no paraba, estaba poseída por el momento, verla gozar me puso muy loco. Quería que se corra de una vez, me estaba matando ahí arriba. Sus gemidos eran cada vez mas acelerados. -¡Voy a explotar bebito!- ¡Hace rato que no...! – Sus palabras se cortaron de golpe. Apretó sus piernas por las mías, sentí que temblaba. La tome de la cara y la besé, intensamente. -¡Que hermosa sos!- Le dije. -¡Y vos, un hermoso pendejo!- Me dijo Ana. Agitada después de ese hermoso orgasmo. Me quito la remera, y me acarició los pectorales y mi abdomen. Mi pene duro estaba hirviendo dentro de su vagina. La quité de arriba y la puse de perrita. Metí mi verga nuevamente, sus enormes nalgas se dejaban ver ...
    ... porque la pollera ya estaba más arriba. Mi pene en medio desaparecía cuando empujaba y aparecía cuando me quitaba. Era una vista increíble. Aumente la velocidad de mis movimientos. Mientas ambos gemíamos como dos locos. Mis manos en su cintura la traían hacía mi con firmeza. Quería que tuviera un orgasmo más antes de poder acabar yo. No quería gastar demasiada energía para poder cogérmela toda la noche. Me retire y la acosté de costado en el sofá. Levante un poco su nalga y volví a penetrarla. En esa posición podía sentirlo todo. Ana apretaba sus senos mientras yo me movía. -¿Vas a venirte otra vez para mí?- Le dije. Mientas aumente la velocidad de mis embestidas. -¡Si bebito! -. -¡Ya!-.- ¡No pares por favor! – Me decía Ana, entre gemidos y suspiros. Su cara se tensaba cada vez más. Yo sentía que también acabaría en cualquier momento. Mis testículos golpeaban la parte interior de la nalga de Ana. Metí un dedo en su boquita. Ella me lo chupaba con intensidad. Me miró desesperada. Haciéndome saber que ya se estaba por correr. Solo un “mmm, mmm” se dejo escuchar. Los temblores no se hicieron esperar. La cara de Ana empezó a relajarse mientras seguía chupando mi dedo, ahora lentamente. Quite mi pene de su vagina y me saqué el preservativo. Al fin mi pene respiraba un poco. Saqué mi dedo de su boca, ella se puso boca arriba acostada aun sobre el sofá, yo me coloqué sobre ella de modo que mi pene quedo arriba de su cara, empezó a masturbarme mientas me chupaba los testículos que caían ...
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