1. Un camino incierto


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Gays Autor: Ícaro_libre, Fuente: CuentoRelatos

    ... preseminal comenzaba a asomar por la rendija de su glande y mi mano adherida a él, comenzó a surtir los efectos propios de tal manipulación. Lo lleve a mi cara y en un acto que no puedo explicar, acaricié mi rostro con él. Lo puse frente a mí, y con los ojos cerrados abrí mi boca. La punta, apenas tocó mis labios, consiguió que la abriese más. Mi lengua, comenzó a saborear su fluido ya más abundante, y finalmente, toda la cabeza de ese miembro, estaba en mi boca, quitándome la primera vez. Lo miré, sus brazos colgaban a los lados, su respiración, estaba claramente alterada y su mirada estaba clavada en el techo. Me decidí a hacerlo bien. Con mi mano derecha lo tomé de las nalgas mientras con la izquierda acariciaba sus testículos. Un mete saca en el que yo llevaba el ritmo, me tenía muy entusiasmado. Entonces lo volví a mirar, su rostro estaba enrojecido, sus ojos mostraban lujuria y su boca semiabierta demostraban que su gozo necesitaba un desahogo de mayor magnitud. Me empujó sobre la cama y se subió sobre mi. Lo recibí con las piernas abiertas. Mientras me besaba y acariciaba mi pelo, su pene y el mío se frotaban y compartían fluidos. Llevó mis piernas a su pecho y ensalivó sus dedos en mi boca. Con ellos mojó mi ano y apoyó la punta de su miembro en mi recto. Comenzó a presionar lentamente, mientras sentía como su pene comenzaba a abrir mi carne. Entonces pensaba que así se siente que te quieran coger. Esa sensación de impotencia y de necesidad porque te tomen de una ...
    ... vez. Fue entonces cuando le dije: - Daniel, por favor, ten cuidado. Me duele un poquito. Por favor... En ese momento se detuvo un segundo, con su pene a medio entrar en mi recto y mirando mi cara de angustia, me dio vuelta y me puso boca abajo. Unas almohadas puso bajo mi estómago, dejando expuesto mi trasero. En ese momento pensé que había sido mala idea hablar, pero ya era tarde. Me montó por detrás abriendo mis piernas. Quise forcejear, más por pudor que por convicción, pero me detuve cuando sentí su pene en mis nalgas. Nos quedamos inmóviles. Él con su respiración agitada. Yo con los ojos cerrados, y mordiéndome los labios, a la espera de las embestidas del macho que habrían de venir. Entonces atacó. Me apretó firmé y metió su verga hasta el glande, en mi ano. Dolía, me quejaba, me movía como huyendo, mas él, me tenía firmemente agarrado de la cintura. Me embestía con fuerza y a cada empujón me sacaba un chillidos agudo y él, exhalaba un bramido de bestia en celo. Así, hasta que me tuvo empalado. Sentía su verga palpitar en mi recto, su respiración en mi espalda y la tensión en nuestros cuerpos. Se incorporó hacia atrás, con lo que pude acomodarse un poco. Lo miré y con cara de caliente le dije: - Quítame la virginidad. Levanté el culto lo más alto que pude y apoyé mi cara en el colchón. Me tomo de cintura y de un solo empellón me perforó. Pensé que su miembro me saldría por la boca. Bramidos de él, aullidos de mi. Movimientos de busca y encuentra, hasta que sus quejidos ...