1. Y una noche llegó borracho...


    Fecha: 06/10/2017, Categorías: Fetichismo Sexo con Maduras Tabú Autor: montgomeryburns_69, Fuente: xHamster

    ... mujer.Continué masturbándolo un extenso rato, perdiendo total noción del tiempo, supuse algo de treinta o cuarenta minutos; no lo sé a ciencia cierta, el reloj no me importaba, ya nada me importaba.A medida que se repetían el rito de subir y bajar la mano, le apretaba gentilmente el pene cada vez un poco más hasta que el punto que le transmitía con eso mi última intención: quería que eyacule, que acabe. Él estaba entregado, colocando las manos al costado de su cuerpo, permitiendo que yo haga lo mío sin interrupciones ni cuestionamientos de ningún tipo, dándome a entender con leves gemidos que mi labor estaba siendo realizada con satisfacción y aprobación. Con el toque de una mujer y la clara misión de sacarle hasta la última gota de semen de esa descomunal pija. Y lo logré. Lo logramos.Gimió con mayor intensidad hacia el final, su pene se sentía sólido como una piedra y las venas parecían explotarle. Mantuve el ritmo y la presión de la mano buscando que suceda. Lento pero no demasiado. Fuerte pero no tanto.Cuando su cuerpo dijo basta, brotó de su glande una formidable cantidad de semen que empapó mi mano trabajadora. A medida que continuaba masturbándolo, seguía saliendo más y más. Parecía no tener fin ese líquido caliente y viscoso que se hacía lugar desde su escroto hasta la lejana punta de su pene. Fui bajando el ritmo y la velocidad hasta que no le quedó una gota más por eyacular.Alejé mi mano y con la otra –no sin probarse tarea dificultosa-, guardé de costado su pene ...
    ... dentro de sus pantalones, escondiendo la escena de lo que había sucedido. Nadie que pasara por allí en ese momento hubiera sospechado lo que segundos atrás había acontecido. Su cara se transformó, se relajó, se despreocupó. Y allí lo deje, vestido como vino de la calle, durmiendo sentado.Me levanté del sillón y fui al baño si hacer mucho ruido y sin prender la luz, permitiendo que la poca iluminación que entraba desde afuera por la ventaba se convirtiera en mi reflector. Trabé la puerta y me senté en el bordo de la bañera, mirando mi mano empapada, escurriendo semen. La situación me desbordó y algo que pasó por mi cabeza me dijo que no podía simplemente eliminar la evidencia lavándome las manos, que sería un desperdicio. La limpié con mi lengua, tragando cada gota de leche, lamiéndome la palma como un helado, succionando mis dedos como un sorbete, hasta que mi mano hubiese quedado completamente limpia. Allí tuve un orgasmo muy fuerte, como pocas veces sentí en mi vida. Se sintió como fuego que comenzó entre mis piernas y terminó en mi pecho. Sentada como estaba, mi cuerpo vibró a tal punto que tuve que taparme la boca a mí misma para evitar gritar de placer. Allí me quedé, sentada, por algo de diez minutos, tratando de recuperar mi aliento y mis fuerzas, me sentía débil y extremadamente relajada.Luego, sí, prendí la luz del baño, abrí el grifo y lavé mis manos bajo agua tibia.Destrabé la puerta, salí del baño y G seguía allí, sentado, durmiendo. Me sentí aliviada. Apagué la ...