1. La máscara italiana - Capítulo II


    Fecha: 05/09/2018, Categorías: Incesto Intercambios Autor: FMalvino, Fuente: CuentoRelatos

    ... en tono novedoso. -“¿En serio? Mirá a los seriecitos de tus amigos, no me los imaginaba en esas”- respondió sorprendido el joven. -“¿Te parece mal?”- preguntó ella. -“No, no, para nada, bien por ellos. Solo digo que es como si me vieras a mí en una clase de catequesis”- Aclaró él. -“¿Qué pensarías si me vieras con otro, cogiendo. No sé, con Martín por decirte alguien?”- insinuó Antonella. -“¿Es una invitación? ¿Y vos, serías capaz de verme como le doy de bomba a otra mujer, como por ejemplo Ileana?” Retrucó Gustavo. Antonella pensó un momento y rompió el silencio:-“Quizás me ponga un poco celosa al principio, pero lo manejaría. Todo depende en qué situación se den las cosas.” -“No respondiste del todo a mi pregunta, Amor. ¿Es una invitación?”-Volvió a preguntar el joven que notaba algo más detrás de esa conversación. -“Bueno… sí. Ileana me propuso un encuentro con ellos. Y la verdad que me gustaría experimentar, siempre viví el sexo como algo prohibido. Llegó la hora de desechar esos prejuicios, como dijo mi psicóloga. Iniciarme con gente que uno conoce me haría sentir más segura. Pero necesito saber si tú también lo deseas.”- Propuso ella sonrojada y con la voz frágil. La chica le estaba proponiendo algo muy delicado y exigía una postura ante la vida y el sexo que no todos tenían. -“¿Te gusta Martin?”- Preguntó Gustavo. -“Si, me gusta, tiene un terrible cuerpazo, pero no lo amo que quede bien claro, solo una calentura del momento. No me mires así, porque te he descubierto ...
    ... varias veces mirándole el culo a Ileana y ella también se dio cuenta de cómo la miras. No te preocupes, a mí también me gusta esas nalgas regordetas. ¿Te gustaría vernos como nos tocamos? Seguro que sí, bandido.”- Contra atacó ella. Gustavo aceptó la propuesta de buena gana sin dejarse de preguntar qué mosca le había picado a su novia que se despachó con semejante proposición. Mejor, así podría blanquear su vida promiscua y compartirla con ella, pensó antes de volver a poseerla, esta vez, por detrás imaginado que era el culo de Ileana. En la pieza contigua, Teresa no le daba descanso a su vibrador, fantaseaba que era ese misterioso “Batman” que la hacía suya otra vez. La almohada cómplice acallaba sus gemidos. El apartamento de Ileana y Martin era chico pero muy acogedor, los ventanales regalaban una imagen espléndida de la ciudad que invitaba a la contemplación. El paisaje urbano se veía pacifico, estático, inversamente proporcional a los ánimos de esos jóvenes. Las luces de la calle se iban prendiendo entre mate y charlas sobre cuestiones del momento. Las parejas se miraban con ganas ¿A quién le importaba Trump o la situación en Venezuela cuando otros eran los intereses e intenciones? Parecían borrachos tratando de embocar en vano la llave en la cerradura. No sabían cómo encarar, no querían estropear ese momento, había una amistad entrañable que ninguno deseaba perder. Gustavo que los aventajaba en experiencia, rompió el hielo: -“Acá estamos los cuatro, hablando de perros ...