1. Las bombachitas de Marisol


    Fecha: 06/09/2018, Categorías: Fetichismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... bombachita. De pronto se sentó sobre mi falda y movió su culito contra mi pija como una provocación no pactada, y solita me bajó un poquito el pantalón para sacarla de la dictadura de mi slip, menearla entre dos dedos, pegarse en la cola levantando algo sus caderas y, para subir y bajar rapidito el cuero tenso de mi fiebre sexual. No le acabé en la mano porque pude controlarme. Esa noche en mi cama los huevos me dolían como nunca recuerdo que me haya pasado. A la semana siguiente en el estudio, mientras comentábamos los premios que teníamos para quienes respondan la consigna del día, Marisol me decía bajito al oído: ¡Dieguito, cuando termines andá al baño así me sacás la bombachita! Y acto seguido pasó su lengua por mi mano que descansaba en la mesa. Mariano hizo el próximo segmento, ya que se trataba de temas de política, y ese no era mi fuerte. Después de compartir unos mates con Omar en la pecera, fui con el corazón listo al baño. Golpeé la puerta y nadie respondió al otro lado. Por lo tanto entré, me lavé la cara y, justo cuando me estaba bajando los pantalones para mear, Marisol resurge por entre el cortinado de una ducha que no está habilitada. Se me cuelga de los hombros, me besa en la boca con una pasión desmesurada, y deja que yo con mi torpeza le desabroche el corpiño luego de quitarle la musculosa. ¡qué hacés pendejo, mirá si alguien quiere entrar y nos ve! Me alertaban sus principios falsos e inexistentes. Pero yo me doy por completo a la tarea de tomar sus tetas ...
    ... grandes aunque de pezones chiquitos en mis manos para chupárselas con hambre y sed, con calentura y admiración verdadera. Ella gemía cada vez más acelerada, su piel despedía ese olor peculiar a ganitas de sexo, y su boquita era un constante revoloteo de mariposas cuando nuestras lenguas se entrelazaban. ¡tocame, fijate cómo me mojo, me vuelve muy puta que me chupen las tetas así, no pares, seguí así cieguito chancho!, me dijo en lo mejor de las succiones de mis labios a sus timbresitos duros. Yo flotaba en un sueño real que me galardonaba con la humedad irrefrenable de la bombachita de Marisol cuando mis dedos constataban que en eso no mentía. En el instante en que se cansó de tantas lamidas hasta por su cuello, cerró la tapa del inodoro, se sentó y me pidió impaciente: ¡sacame la tanga y chúpame la concha nene! Yo se la saqué con su ayuda, pero en cuanto le advertí que nunca le había hecho sexo oral a una chica, primero largó una carcajada. Pero luego se levantó, me hizo sentarme en el inodoro y ella se hincó para dejarme en calzoncillos. Allí decidió tomar conocimiento de mi pija con sus manos, su olfato, sus mejillas y su boquita amante de las golosinas, ya que se la pasó por todos lados. Cuando sentí su lengua tuve un fuerte cosquilleo en el estómago que se propagó a mi columna vertebral, y que fue peor cuando sus dientes rozaban mi cabecita hinchada, llena de presemen y según ella con sabor a café. Cuando se la metió toda en la boca no sabía qué hacer! Gemí como un niño, ...