1. El final de mi matrimonio


    Fecha: 03/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: Sandra_lujuria, Fuente: CuentoRelatos

    ... sí? ¿A ti se te antojan? ¿O por qué lo dices?- Le pregunté riendo coqueta mientras me echaba el cabello hacia atrás de los hombros y de nuevo le mostraba mi blusa desabrochada. -No solo tus labios. Eres muy hermosa. Qué pena por tu marido y aún más porque le sigas siendo fiel. -Todo puede cambiar. Quién sabe. Tal vez a mí también se me antoja tu boca ¿Me dejarías probar? -¿¡Cómo!? ¿Aquí? Tu suegro puede volver en cualquier momento. Además, por lo que sé, tu esposo está dormido allá arriba ¿Y si baja? -Ninguno de los dos volverá por aquí, te lo aseguro. Pero si no quieres besarme, tampoco voy a forzarte- Contrario a lo que le decía, me incliné hacia adelante y con los ojos cerrados, le ofrecí mis labios. Él no tardó en acercarse y comenzó a besarme con pausa, metiendo su lengua en mi boca con delicadeza. Fue tan rico, que por un instante olvidé que don Frenando nos espiaba. Tal vez en otra situación habría disfrutado más de los besos que Jorge me daba. Tal vez si no lo hubiera hecho por dinero, le habría pedido que nos conociéramos más antes de dejar que me tocara. Tal vez si no hubiera estado obligada a cumplir mi parte del trato con mi suegro, no me habría atrevido a acariciarle el miembro al abogado, ni le habría permitido quitarme la blusa ni lo habría recibido recostada con las piernas abiertas para que se frotara en mi vulva como lo estaba haciendo mientras me besaba el cuello. Tal vez, en otra circunstancia hasta podría haberme enamorado de él y de su forma de ...
    ... acariciarme todo el cuerpo. Pero aquella noche no había un tal vez. Aquella noche debía entregarme a un tipo que era prácticamente un extraño, a cambio del dinero del voyerista de mi suegro. Los dedos de Jorge llenaban mi vagina mientras yo le acariciaba la verga y me dejaba lamer la cara. El tipo sabía cómo calentarme como si me conociera de toda la vida y eso facilitó las cosas. -Tengo condones en el pantalón- me dijo al oído cuando empezó a frotar su miembro desnudo sobre mi vulva. -No. Métemelo así. Hace mucho que nadie me penetra y quiero sentirlo así, sin nada- Le mentí para excitarlo y él fijó sus ojos en los míos y cuando hice a un lado mis bragas, acomodó su instrumento y lo metió hasta el fondo de mi húmeda vagina, haciéndome gemir despacito. Casi había olvidado lo mucho que me gusta que me penetren mientras me besan y acomodados en el sofá, Jorge me dio duro por unos diez minutos. Casi agradecí a mi suegro por haberme traído al hombre guapo que en ese momento me estaba cogiendo tan rico. -¿Se te antojan mis labios, Jorge?- Le pregunté mientras él bombeaba con fuerza entre mis piernas –Porque tengo unas locas ganas de mamarte la verga. El abogado se paró delante de mí y yo sin pensarlo dos veces, me introduje toda su asta en la boca, apretándola con mis labios y acariciándole la parte de abajo con la lengua. Fue una pena que él no aguantara más y al cabo de poco tiempo eyaculara en mi boca. Dejé que el semen se escurriera por las comisuras de mis labios y no paré de mamar ...
«12...678...»