1. Obedezco, así soy feliz (I)


    Fecha: 08/10/2018, Categorías: Anal BDSM Sexo con Maduras Autor: carmen_garc, Fuente: xHamster

    He llegado la primera al trabajo. La calefacción aún no está a pleno rendimiento y tengo frío. Mi forma de vestir no ayuda. Llevo la camiseta de licra blanca ajustada con el escote grande, la minifalda gris por encima de medio muslo y con una abertura sobre el muslo derecho, las botas negras con el tacón alto y fino, no llevo medias ni ropa interior. No es la ropa adecuada para la época del año, lo sé. Anoche me llamaste por teléfono y me ordenaste que hoy vistiera así. Tengo frío pero he de obedecer.Son las ocho y media y la gente empieza a llegar a la oficina. Todos, ellos y ellas, al ver mi forma de vestir, saben lo que va a pasar hoy. Ellos me miran con ojos lujuriosos, les gustaría estar en tu lugar. Ellas me miran, no sé si con envidia o con extrañeza. Todas son jóvenes, apuestas, guapas y dispuestas. Sin embargo, tu me has elegido a mí. Nadie allí entiende como has escogido a una mujer de 48 años. Esta mañana al ducharme he observado mi cuerpo en el espejo. Estoy bien para mi edad, mis piernas están bien torneadas, la gravedad ha empezado a afectar a mis tetas, pero su tamaño hace que aún se vean deseables, mi culo se mantiene prieto. No, no estoy mal para mi edad. De todas formas no puedo compararme al resto de las chicas de la oficina. Ninguna llega a los treinta y tú has tenido buen cuidado de escogerlas por sus cuerpos. Pero me has elegido a mí. Por eso estoy pasando frío vestida para ti.Al fin llegas. Vienes vestido con tu abrigo y tu traje de Armani. Le ...
    ... sienta muy bien a tu cuidado cuerpo de treinta años. Te paras en medio de la oficina, esperando. Sé que quieres ver si he cumplido tu orden. Me levanto, desfilo ante ti. Pareces complacido. Entras en tu despacho y colocas una silla en el medio. Todos podemos verlo a través del ventanal que comunica tu despacho con nuestra oficina.Al fin suena el interfono:- Carmen, a mi despacho.Ha llegado el momento. Entro en tu despacho y cierro la puerta. Me ordenas que baje la persiana del ventanal.- No la cierres demasiado, que pueda entrar un poco de luz - me dices.Sé que la luz no te importa.Me giro y te miro. Estás sentado en la punta de la mesa tan guapo, seductor, magnifico, dueño y señor de todo cuanto ves, incluyéndome a mí. Allí estaba mi Amo y Señor.Nuestras miradas se encuentran, la mía sumisa y con algo de miedo, la tuya llena de ira. Me acerco a ti. Levanto el rostro y soy recompensada con una suave caricia en el trasero y un beso que se notaba a leguas estaba cargado de pasión y lujuria. Mis senos erectos presionan sobre tu traje gris. Sé que nos están mirando a través de la persiana mal cerrada. Sé que en sus caras hay envidia, celos, dolor, deseo, rabia, amor, todo lo cual me produce la más exquisita forma de placer.Me miras. Sé lo que significa cada mirada tuya. Me inclino hacia ti, manteniendo mis piernas rectas y estiradas, para desabrochar tus pantalones. En esta postura mi culo queda expuesto a los mirones. Desabrocho el pantalón lentamente, el ruido del cierre al bajar ...
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