1. Una boca virginal me hizo el mejor oral de mi vida


    Fecha: 15/10/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... le dije; -ahí va otra ves, son ahora 3 dedos. Los tienes que meter a tu boquita y chuparlos hasta que no quede mermelada. Él sólo abrió su boquita sin decir nada. Y así con mi mano en su nuca y con la otra en mi verga. Se la fui acercando a su pequeña boca. En cuanto sentí su cálida boquita casi me vengo. Era una sensación increíble. No se sí por lo Prihibido, por lo caliente, por la situación del juego o por que ya me urgía terminar. Es caso es que traté de controlarme. Empezó a chupar la cabeza de mi verga y succionarla como paleta. Me temblaban las piernas. Yo trataba de llevar un ritmo con mi mano situada en su nuca, pero no podía ser rudo. Debía ser delicado. Ya que mi verga era muy grande para su boquita y garganta. Le pedí que abrirá más su boca metiera más para que dejara limpios los "dedos". Él nene abrió más su boquita y empezó a chupar de lo lindo para comerse toda la mermelada. Yo ya no podía más. Era una sensación de locura, me succionaba delicioso y era imposible no explotar. Así que le dije que le iba a salir más dulce. Que se lo comiera. Y diciendo esto ya no pude aguantar más. Apreté mi culo, todos mis músculos se tensaron y exploté justo dentro de su boquita mientras el me la mamaba de lo lindo. En un momento ...
    ... quiso ahogarse por tata leche. Pero se la saqué un momento y le dije que tragara lo que tenía en su boca y luego se la volví a meter para que la limpiara. No se me bajaba la erección. Era una cosa de locura. Me sentía como adolescente en mi primera vez. Le dije que ya se había acabado el juego. Me guardé rápido la verga. Le quité la venda y le limpie su boquita lo que se le escurrió. Mis pies temblaban horrible. Sentía entre culpa, remordimiento y ganas de volverlos a hacer. El nene me dijo que le hacía sabido salado al final la mermelada. Y le dije que no se preocupara. Que había más en el bote. Así que le preparé pan con su vaso de leche y lo puse a ver tv. Le pedí que no dijera a su mamá que le había dado dulce. Por qué se molestaría. Le dije que los niños no deben comer tanto dulce. Así que lo convencí de no decir nada. De esta forma me protegía a mi mismo. Cuando llegó memo, betito ya estaba dormido. Los demás días transcurrieron normal a pesar de mis remordimientos y miedos. Me lo siguieron llevando todos los días a la misma hora. Y aún que Beto pedía más mermelada yo me resistía a volverlo a hacer. Pero soy tan caliente que terminé haciendo otra cosa hace dos días. Pero esta vez fue un poco distinto. Se los contaré en otro relato 
«123»