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Historia del chip 024 - A flor de piel - Kim 010
Fecha: 26/10/2018, Categorías: Dominación Grandes Relatos, Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... capaz de distinguir al ficticio observador. —¿Estás dejando de tener pudor? — quiso saber Mary contestando con una pregunta y queriendo morderse la lengua. Kim estaba empezando a desnudar su mente. Y tenía derecho a ello. —No, sigo sintiendo deseos de cubrirme. Es por ti y por Roger. Sé lo mucho que os gusta tenerme desnuda— explicó. —Es más que eso. Es por la sensación de poder. La sumisión a la que te obliga. Sueles contarme como descubres la ansiedad de Roger por desnudarte en lugares públicos. En lugares dónde podéis ser descubiertos. Quiere mostrarle al mundo tu pasión por él. La devoción de la que hablamos en su día— le recordó. Mary sorbió su última gota de café. Se sintió aliviada, ya no tendría que esconder más el placer que sentía. Pero no estaba segura del todo. —Lo sé. Es como... un desfase entre la necesidad del otro y la mía. ¡Cuántas veces he querido que Roger me diera un orgasmo y he tenido que esperar! Seguro que él quiere hacer algo conmigo en un momento dado y no puede. Pero yo no me doy cuenta. Seguro que no me entero. Como ese observador con el telescopio. Y contigo pasa igual. ¿Quién está utilizando a quién? ¿Cuál de las dos? — terminó preguntando Kim. Su expresión era de contento. Mary nunca la había visto tan bella. —No importa, Kim. Ese estado en el que estás ahora es el que Roger debe ver en ti. Contemplativa. Abierta. Lamento interrumpir la conversación, pero creo que vas a llegar tarde. Mary intuyó que era mejor cortar ya. Se levantó para ...
... animarla. Al entrar decidió que debía elegir la vestimenta de su hermana o su... esclava. Igual debía empezar a llamarla así. Rebuscó por el armario y se decidió por una falda corta azul con una blusa blanca formal. Eran de un tejido que transpiraba bien. A Kim no le costó entender por qué elegía Mary su atuendo de trabajo. Lo de la ropa interior era obvio. Desnuda todo el día estaría en mejor disposición por la noche para su amado. Subió los brazos para dejar pasar la falda y llevó los brazos a cada manga alternativamente. Mary la abrochó. Los pezones no quedaban ocultos del todo. No era complicado adivinar su forma. Estaban duros del frío de la mañana o del deseo de la noche. No importaba. Kim sonrió a Mary, dando su aprobación o tratando de aparecer fuerte. Notaba más que ayer la nueva desnudez de su piel, como si la renovación de la noche todavía le hubiera quitado más capas de la dermis. —¿Vendrás a cambiarte aquí? ¿O irá Roger a buscarte? — preguntó Mary. Kim se hizo la ignorante. —Con mis amantes nunca se sabe. Mary cogió la misma bolsa en la que trajo el vestido, que sacó del armario y colocó dentro de ella. Incluyó los zapatos. Pensó en unos pendientes. No había demasiado tiempo para cavilar. —Al mediodía, cuando tengas un momento, escápate y compra unos pendientes de colgante. De los de aro. Grandes, que se vean con claridad. Que vayan a juego con el metal del vestido y de los zapatos. Cuanto más pesados y aparatosos mejor. Póntelos en cuánto los compres. Si Roger viene a ...