El traumatólogo y sus amigos fiesteros - Relatos Eróticos

El traumatólogo y sus amigos fiesteros

... cumplir ese deseo.El sábado a mediodía me depilé bien la concha, como a mí me gusta. Me coloqué una tanga de algodón blanco bien diminuta, para que se metiera entre mis labios vaginales y toda la raya del culo. Un short también blanco bien corto, que dejaba parte de mis cachetes afuera, una musculosa negra y sandalias bajas.Apenas terminé de vestirme, Roberto llamó a la puerta. Apenas me vio, no pudo evitar acariciarme la cola y meter un par de dedos en mi vagina, ya bastante humedecida…Viajamos en su auto casi una hora, ya que la fiesta era en una casa quinta en las afueras.La casa era bien bonita por fuera, pero se veía un poco descuidada por dentro; se notaba que no era ya habitable. En el salón principal había pocos muebles; unos sillones algo desvencijados, una robusta mesa de algarrobo y una cama bastante grande, con sábanas blancas impecables…Allí despatarrados en los sillones, estaban los tipos que iban a cogerme.Roberto me los fue presentado de a uno y yo los fui contando. Eran once en total, además de mi traumatólogo. Nunca había experimentado con tantos hombres cogiéndome, me imaginé que la concha y el culo me iban a quedar en llamas después de esta tarde…Les dije que necesitaba ir al baño. Una vez allí respiré hondo y me lavé la cara. Al salir encontré a varios de ellos ya desnudos y otros desvistiéndose. Todos me miraron como si estuviesen esperando que yo diera el primer paso, así que me detuve en el centro del salón y comencé a desnudarme.No llegué a hacerles ...

... un strip tease, pero me desvestí con movimientos sensuales, bien de puta, de manera muy provocativa…Una vez desnuda, se acercó uno de los desconocidos con la verga endurecida ya recubierta con gel lubricante. Me tomó una mano y me llevó hacia uno de los sillones. Se sentó, me pidió que girara y me tomó por las nalgas, abriéndomelas y empalándome su enorme verga erecta en el culo. Fue bastante brusco, ya que me la metió hasta el fondo, sin anestesia.Otro se acercó por un costado y me puso su chota contra mi boca, cerré mis ojos y empecé a chupársela. Al instante sentí un pedazo de carne que tocaba mis labios vaginales, unos gruesos dedos me los abrieron y enseguida sentí como era penetrada mi concha por otra pija.Mientras esas tres vergas usaban mis orificios, los demás tipos se masajeaban las suyas esperando su turno. Estaban bien organizados: apenas acababa uno dentro mío, ya venía el siguiente a ocupar su lugar. Todas esas pijas pasaron por mi boca, mi concha y mi culo, siempre tres al mismo tiempo y cada una de ellas descargaba su leche dentro de mí. Me fue imposible contar las veces que me penetraron. Mi cuerpo estaba bañado en sudor, no solo el mío, sino también la traspiración de ellos caía sobre mí. Además estaba sucia de semen por todos los rincones.Sentía que mi ano y mi vagina estaban sufriendo dolor con tantas penetraciones, varios de los tipos no eran para nada delicados y me cogían con demasiado frenesí y desesperación, casi con furia…Además no me daban descanso, ...