Mi esposo fuera de combate... y yo en pleno combat - Relatos Eróticos

Mi esposo fuera de combate... y yo en pleno combat

... quedé desnuda entre esos tres hombres, solamente me habían dejado los zapatos de taco alto, que estilizaban mis largas piernas…Ahora Fernando me abrazó desde atrás, aferrando mis tetas entre sus rudas manos. Nicolás apareció frente a mí y enseguida sentí sus dedos hundiéndose en mi concha, sin piedad, sin delicadeza. Me hizo gritar de dolor, porque fue muy brusco.Pero enseguida los dedos de Fernando acariciando mis pezones erectos, me hicieron gemir de placer…Miré hacia Víctor, que continuaba fuera de combate a un lado…Nicolás sacó sus dedos de mi vagina y Fernando entonces me levantó en vilo con facilidad, llevándome en el aire hasta el sofá más grande del comedor.Allí me tiró boca abajo, dejando mi culo desnudo expuesto a la vista de todos.Luego anunció alegremente: “Por ser el más viejo, me corresponde disfrutar esa conchita caliente en primer lugar, para honrar mi amistad con Víctor…”Intenté levantarme, pero las pesadas manos de David me sostuvieron por la cintura, mientras Fernando ya sacaba su verga endurecida y se ubicaba entre mis muslos abiertos. Sentí que su cabeza buscaba la apertura de mis labios vaginales.“Por favor, Fernando, despacio… no estoy lubricada…”Alcancé a suplicar, al mismo tiempo que su verga ya entraba en mi concha, dilatándome como nunca. La fricción me provocó dolor; no sabía por qué razón no estaba bien lubricada. Todo había sido muy repentino y no había tenido tiempo de excitarme como para que mi concha se humedeciera…Fernando me bombeó como un ...

... loco, mientras me acariciaba las tetas desde atrás y me decía que siempre había querido cogerse a una puta como yo…“Qué buen culo tiene esta hembra… ya se lo voy a llenar de verga…” Dijo David.Nicolás no perdió tiempo con palabras; simplemente se acercó a mi cara y puso su verga erecta frente a mi boca. Yo sentía los empujones de Fernando cada vez más violentos en mi concha. Sentí una de sus pesadas manos posarse sobre mis nalgas y enseguida uno de sus gruesos dedos invadía mi puerta trasera.Me dolió un poco, porque el muy bruto me lo había metido sin lubricarlo.Gemí de dolor y Fernando tomó eso como una aprobación de mi parte. Por suerte sacó su dedo de mi ano y comenzó a embestirme la concha con más ímpetu, hasta que lo sentí acabar y llenarme la vagina de semen.Sintiéndome culpable, miré hacia un costado, donde mi adorado Víctor continuaba roncando sin percatarse de nada de lo que sucedía alrededor…Fernando se salió de mi concha y yo quise incorporarme, pero otra pesada mano se apoyó en mis caderas, haciéndome inclinar y apoyar mis manos en el respaldo del sofá. Así inclinada por mi cintura, pronto sentí una dura verga invadiendo mi esfínter y deslizándose bien lubricada hasta el fondo de mi ano.“Yo me la lubriqué muy bien, Anita… para que no te duela por el culito…” Dijo David, mientras me aferraba por las caderas y comenzaba a golpear salvajemente su pubis contra mis cachetes… Su verga se sentía infernal en el fondo de mi culo…Comencé a responder a sus embates, llevando ...