1. Manuela (07)


    Fecha: 06/11/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... prometo que me hace falta" "Pero, ... bueno, no se, Jericó, Charo, ... tu me gustas, ... ellos a lo mejor, ..." "No se van a enterar si no queremos. Te enseño la cabaña que hay escondida en los jardines, camino de las piscinas. No traicionamos a nadie, nos relajamos porque lo necesitamos; yo sobre todo. Vamos, no seas tonto". A unos trescientos metros había una pequeña construcción escondida cerrada con muchas llaves ("llegó a ser una mazmorra en la que recluían a las sirvientas poco amables"). En el interior un catre sin ropa de cama, un sofá, un par de sillas y una mesa con botellas de ron ("Jericó y yo nos escondemos aquí en ocasiones") nos estaban esperando. Nada más cerrar la puerta encendió un par de candelabros y dando fuertes suspiros, Consuelo empezó a comerme la boca mientras llevaba sus manos al pantalón para dejar al descubierto mi polla ("la primera vez voy a durar muy poco, luego podemos usar lo que quieras"). No me había fijado, pero en la pared de la cabaña había cadenas, grilletes, cuerdas, látigos y distintos consoladores y vibradores ("mi chica y yo nos ponemos juguetonas a veces"). Se dobló por la cintura sobre la mesa ofreciéndome su espléndida zona trasera mientras me metía prisa ("en el chocho, Luis, en el chocho"). Empecé a bombear tras cogerme a sus caderas y mientras Consuelo gemía cada vez más alto. En tres o cuatro minutos tuvo su primer orgasmo, agitado como una coctelera ("sigue follando, no pares, quiero más"). Le hice caso y seguí el metesaca, ...
    ... ya con urgencia por mi parte. Segundos depués sentí el segundo orgasmo de la rubia ("qué bien, que bueno"), saqué el rabo y me la casqué con ganas para correrme sobre ella. Nos sentamos en el sofá a fumar un cigarrillo de hachís ("una ventaja de estar en este país") mientras nos recuperábamos ("le hacía falta una polla a mi vagina, gracias por no correrte dentro. Parece que lo nuestro es no disponer nunca de condones"). "Que quieres hacer ahora, tu eres juguetón y a veces lo del bondage te encanta, ¿verdad?. Con Charo lo debes pasar bien, es como tu, le va la marchilla dura" Me acerqué a la pared fijándome en los distintos artilugios. "¿Todo ésto lo usaís?. Me da morbillo pensar en Jericó y tu chingando. ¿Cómo lo haceís?, ¿me enseñas?" Fué un noche curiosa, no muy distinta de otras que había tenido, salvo porque descubrí la firmeza de carácter de una lesbiana muy hombre y que no me gusta que me metan pollas en el culo. Consuelo está arrodillada a cuatro patas mientras le introduzco un consolador que parece una polla larga, gruesa, nervuda, de película porno ("sigue, despacito; no pares"). De repente se abre la puerta y Jericó grita con voz masculina, fuerte y dura: "eh, esa zorra es mi mujer. Fuera de ahí, ¡en ese coño sólo meto yo!". Me quita el consolador de las manos, lo agarra, da un fuerte empellón que hace gemir con fuerza a Consuelo y se dirige a mí con su voz más dura: "descuelga esa correa, voy a enseñarle a esta golfa a ponerle los cuernos a su marido". Recreándonos ...