Mi chiquita preciosa
Fecha: 07/11/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Me casé con Analía a los 20 años. Apenas pudimos comprar una casa con nuestros ahorros y la ayuda de mis hermanos. Lo hicimos bajo la lupa de las críticas de mis padres y suegros, porque ella estaba embarazada de Brenda, nuestra única hija. Hace 15 años atrás era tremendo pecado que las nenas de guita mojen el pancito antes de los papeles formales. Analía de igual modo, siempre tuvo antecedentes de experta tiragomas en el colegio, de cogedora en los reservados, y de coquetear a los pibes en el boliche hasta comerles la boca y toquetearlos a full. Así nos conocimos, bailando en una disco de Palermo, donde vivimos hasta hoy. Esa misma noche cogimos en mi auto después de que media borracha se tragó toda mi leche en uno de los reservados, mientras su prima se dejaba chupar las lolas por un supuesto novio. En realidad, yo quería filetearme a su prima. Pero el destino me demostró que pronto ana se convertiría en todos mis poemas, mis suspiros, mis sueños románticos y obscenos, mis desvelos y en la musa sexual más desaforada que alguna vez imaginé. Hoy todo es distinto. Las obligaciones, la rutina, mi estudio jurídico, su psicóloga, su oficina de turismo y brenda, hicieron que sexualmente no nos encontremos como antes. Hoy brenda es una chica rebelde, tiene preguntas y libertades que no comprende, dones imponentes que la hacen una mujercita de caramelo, y una desfachatez que logró confundirme. Nunca tuve fantasías con ella ni nada que se le parezca. Sin embargo, la semana que mi ...
... esposa viajó a Brasil por reuniones laborales, y yo me quedé en casa a resolver algunos expedientes complejos, y así compartir unos días con mi nena, creo que todo se me fue de las manos. El primer día estuvo de película. Desayunamos, luego la llevé a la escuela, volví a encargarme del jardín y los gatos, hice unas compras, reparé unos enchufes, corregí unos informes y fui a buscarla para pronto invitarla a comer unas hamburguesas y luego llevarla a inglés. Volví a casa sabiendo que desde allí iría al gimnasio, después pasaría por lo de una amiga a prestarle unos libros y, entonces retornaría a casa, donde juntos planeamos preparar un pollo a la mostaza. ¡estuvo exquisito! Lo comimos mientras veíamos una serie yanqui, y pronto tuve que despertarla para que se duche y se acueste. Había sido un largo día, y por momentos se dormía sobre la mesa. Al otro día vino sola del colegio, porque yo tenía que recibir unos documentos del juzgado y no podía moverme de casa. La vi rara. No quiso comer, tenía la mirada perdida y, evidentemente había estado llorando. No quise invadirla y la dejé ir a su dormitorio. No almorzó conmigo, no fue a su clase de guitarra ni bajó a merendar. Pero a eso de las 8, cuando la oscuridad entraba por los ventanales de la sala, sonó el teléfono y tuve que subir a llevárselo. Era una amiga de brenda que mostraba un cierto apuro por salir de un enigma. Llamé a su puerta pero no contestó. Abrí impaciente, la destapé para despertarla tras mencionar su nombre ...