Mi chiquita preciosa
Fecha: 07/11/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... usted le chupo bien la conchita!, no lo resistí. Su aroma era embriagador, casi como el de un hechizo que solo me instaba a seguir abriendo sus labios, a degustar su clítoris erecto, a navegar con mi lengua y dedos en los flujos frutales de su vagina tan prohibida para mí como admirable, y a llenarme los pulmones con su olor a mujercita insolente. Incluso le rocé el culito con la lengua durante mi recorrido, cuando nati se apropiaba de sus gemidos al besarla en la boca con pasión y con el pibe trepado a su culo pajeándose contra él. Mi hija presionaba mi cabeza con sus piernas, pegaba su pubis a mi boca y me pedía que le meta un dedito en la cola, que se la pellizque y que no pare de lamerla. Hasta que diego volvió a pedirle a nati que se la chupe.. el pibe se sentó en la cama, la guacha se bajó la tanga y yo me puse tras ella ni bien introdujo aquella pija en su boca, arrodillada y jadeante. No lo soporté más. Tomé a la piba de las caderas y medio suspendiéndola en el aire, sabiendo que se sostenía del pibe se la calcé en la conchita para entrar y salir primero, y pronto para moverme adentro suyo con facilidad, sintiendo como sus jugos me empapaban los huevos y como su sexo me la apretaba entre contorsiones y temblores. Ayudó que la nena no pesaba más de 45 kilos. Brenda entretanto le comía la boca al mocoso y se pajeaba sin dejar de repetir: ¡dale pá, cogela toda a esa zorrita que me hace sufrir, porque es re puta, petera, pero se re moja por mí; es re mala conmigo la ...
... nati! De repente, justo cuando tuve la certeza de que era ahora o nunca aquello de estrenar el culito de la rompe corazones, vi que brenda caía rendida en la cama y, que mientras se amasaba los pechos se hacía pis. Enseguida supe por sus palabras que en realidad no era eso, sino que cuando acaba elimina demasiado flujo, y que eso la excita más todavía. Afuera estaba casi de noche cuando decidí que lo mejor era quedarme asolas con mi niña, y les pedí gentilmente a los chicos que se marchen. Ellos no tuvieron el mayor inconveniente. Se vistieron, nati se arregló un poco el pelo y diego dijo que no me preocupe en acompañarlos. Cerraron la puerta y apenas oí sus pasos descender por las escaleras me senté en la cama con mi brenda en la falda para merendarme sus pechitos florecientes mientras mi pija se fregaba toda entre su orto y su vagina. Hasta que pronto, de una comodada misteriosa se incrustó entera en su sexo, y entonces disfruté del galope de su cuerpo sobre el mío, del renacer de sus jugos cada vez más abundantes chorreando por mis piernas y de sus gemidos al borde de enloquecerme. Ella buscaba mi boca para besarme furiosa. Su lengua caliente era una golosina que me estremecía. De repente se agachó para chupármela un ratito, pero en cuanto se puso en 4 patas sobre la cama avancé por encima de sus deseos y le enterré la pija en la concha, para movernos como bestias en celo, para bombearla suave o rápido según sus requerimientos, para lamerle el cuello i casi destrozar sus ...