Exceso de velocidad
Fecha: 13/10/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos
Vamos a exceso de velocidad. Se nos ha hecho tarde otra vez. Vamos a una fiesta, yo fumo dejando breves cenizas por el camino; el fuego de mi cigarro, como una espada, traza el camino recorrido. Tú te maquillas en el espejo de la visera. Tus labios, tus ojos con sombras pronunciadas. Sabes que me encanta tu estilo y me encanta contemplarte. Te observo de reojo sin perder la vista del camino. Empieza a anochecer y en el camino hay lo de costumbre, animales muertos, baches, líneas distorsionadas, anuncios. El tiempo se detiene unas milésimas cuando te pintas los labios, no puedo evitar voltear a ver cómo delineas tus labios con un rojo intenso, es casi una visión erótica. La muerte más hermosa, la belleza del arte. Cuando el tiempo regresa a su curso normal, el auto se acelera y pierdo el control, nos vamos por un lado del camino. Alcanzo a frenar el auto y afortunadamente no nos ha ocurrido nada, pero hemos quedado atascados. Veo una luz cerca y te digo que esperes en lo que voy a pedir ayuda. Me dices que estoy que reboto de pendejo si creo que me vas a esperar. Dices que vienes conmigo. Menciono que traes tacones y dices que no te importa. Caminamos despacio y llegamos a una extraña casa. De lejos parecía pequeña, de cerca las dimensiones han cambiado y se ha convertido en una mansión. Cuando estamos frente al timbre, éste no funciona. Hay una campana y la toco para llamar a quien pudiera habitar aquel lugar. Intercambiamos una mirada de incredulidad. El desconcierto, en el ...
... iris la pregunta. ¿Qué sucede? La puerta se abre y nadie acude. Con pasos sigilosos entramos. Por dentro parece un castillo, hay un alfombrado rojo en las escaleras y las paredes parecen de cantera. Los muebles son de caoba. Lo sé porque me dedico a vender madera. Te menciono que esa madera es muy cara, y me respondes burlonamente que si no te digo no te hubieras dado cuenta. Hay una inercia que nos jala a recorrer el recinto. Hablamos, gritamos, pero nadie contesta. Estamos perdidos en más de una connotación. Cuando estamos a punto de subir las escaleras, no sé por qué, te beso. Muerdo el arete de tus labios y lo jalo con mis dientes. Meto mi lengua dentro de ti, cada vez más profundo. Respondes de la misma manera y por la misma inercia. Eso creo, enrollas tus manos alrededor de mi cuello. Pienso que eres mi cadalso favorito. Hueles muy bien, un aroma a maderas y frutas. Tu aliento tiene gotas de vino tinto, es de uva machacada por ángeles y demonios. Tu piel es blanca y con estas luces tenues de velas se refleja dentro de mi alma como el más hermoso lienzo. A media escalera nos detenemos de nuevo, esta vez te pongo contra la pared, levanto tu vestido negro. Traes medias y liguero como me gusta, meto mi mano debajo de tu braguitas de encaje y acaricio con violenta ternura tus labios vaginales y tu clítoris mientras que, detrás de ti, muerdo tu oreja pequeña y frágil. Tomo tus brazos por donde tienes los tatuajes de calavera y los pongo contra la pared. Abro tus piernas y te ...