Exceso de velocidad
Fecha: 13/10/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos
... encuentro de nuevo tu boca. Entonces desabrocho mi pantalón, saco mi miembro y lo meto dentro de ti, estás lubricada y entra sin dificultad, te embisto una y otra vez. Me pides que no me venga dentro de ti, que no quieres quedar embarazada. Te subes en mí y me cabalgas para controlar el ritmo. Me encanta verte así, desnuda y caliente sobre mí, arrojas tu sexo con una violencia desorbitada. Te imagino súcubo, mujer hermosísima que roba mi energía con el impulso del universo. Eres la lanza, no el objetivo. Metes tus dedos dentro de mi boca y los lamo y los muerdo, mientras sigues cabalgando. Te tomo de las nalgas y entro dentro de ti, cada vez más profundo, gimes, gimes, gritas, pones tus manos en mi pecho para mover con mayor maestría tu pubis, puedo observar con detalle tus tatuajes, calaveras que te hacen más excitante aún y que refuerzan mi teoría del súcubo. Este es tu aquelarre, la sangre que escurre de mi boca y el sudor de tu cuerpo que se refleja a través de las intermitentes cortinas de la habitación. Estoy a punto de venirme y te detengo. ¿Quieres venirte en mi boca? Preguntas coquetamente. En lugar de eso, te pongo de espaldas con unas almohadas levantando tu pubis. Beso tu nuca, tu espalda, delineo con mi lengua, como recalcando, tu ...
... tatuaje de la espalda baja, recorro con suavidad cada centímetro de tu espalda. Bajo a tus nalgas redondas y perfectas, blancas y duras, las beso y las muerdo, me pierdo en el deleite de un beso negro. Beso tus piernas, me masturbo un poco hasta ponerme duro de nuevo, restriego mi pene contra tus nalgas y luego lo meto, primero despacito, aumentando la velocidad progresivamente. Me encanta cómo gritas y arañas las sábanas. Tus uñas negras hacen un contraste hermoso con las sábanas almidonadas de ese castillo extraño. Embisto con fuerza en repetidas ocasiones. Me excita la visión de tu cuerpo arqueado y tu tatuaje en la espalda baja, el sonido de mi verga contra tus nalgas. Eres la mujer perfecta para mí. La más hermosa del universo, digo eso y me desvanezco en un suspiro. Dejo mi semen templando sobre tu precioso culo. Nos limpiamos con las mismas sábanas, nos vestimos y salimos de aquel extraño castillo. Caminamos un poco hacia el auto y cuando volteamos la casona no está. Y el auto sale sin problemas. Ya no alcanzamos la fiesta. Te propongo ir a un restaurante a almorzar para, acto seguido, darte un beso tierno en los labios mientras acaricio tu entrepierna por encima del vestido. Sonríes, te pones tus anteojos para el sol y dices, Vamos pues.