1. Debemos estar locos


    Fecha: 19/11/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... vibraba me lo sacaba y metía, al igual que hacía yo con ella. Tuvimos un orgasmo casi simultáneo, pero muy intenso de mi parte. ¿Te gustó? Me preguntó luego ella, si, le dije, pero eso no se hace, ni que fuera joto; no te pases, me espetó, no es necesario ser joto para gozar el sexo, sea como sea, cuando quieras úsalo si te gusta. A la siguiente noche mi sobrina se metió a su cuarto a dormir, mi esposa entró a platicar un rato con ella. Aproveché para desnudarme y acostarme en la cama, prendí la televisión y comencé a masturbarme. Había dejado la puerta abierta, por si pasaba al baño la sobrina tal vez me vería. De repente pensé en el pene artificial, fui por el, lo preparé, me coloqué una almohada debajo de mi cintura y me lo metí, lo puse a vibrar y al compás de la masturbada lo metía y sacaba, se sentía muy rico. El volumen de la televisión estaba un poco alto, por eso no me di cuenta cuando mi esposa entró al cuarto y me encontró desnudo, masturbándome y con el pene entrando y saliendo de mi culo. Me lo saqué de inmediato y le dirigí una mirada nerviosa. ¿No que no te gustaba? me dijo, síguele, pero voy a cerrar la puerta, no te vaya a ver Karina. ¡Tenía su permiso para hacerlo! Con una excitación nunca antes sentida, mientras ella se preparaba para acostarse, yo seguí masturbándome y metiendo y sacando de mi culo ese enorme pene de plástico, sentí que mi pene estaba más grande, grueso y duro que nunca, ella de vez en cuando volteaba a verme y solo se sonreía. Se acostó ...
    ... desnuda, me preguntó si ya me iba a venir, le dije que ya casi, te ayudo, me dijo, yo quería que me la chupara, pero no, con su mano derecha me masturbaba y con la izquierda me acariciaba los pezones, mientras yo metía y sacaba el pene vibrante. Lo que yo estaba haciendo, lo que ella me estaba haciendo, sus ojos clavados en los míos y su sonrisa de aprobación me excitaron a tal grado que cuando me vine los espermatozoides me llegaron hasta la cara y pelo. Ve a limpiarte y lavas esa cosa, me dijo. Karina se regresaba al siguiente día, no podía dejar que se fuera sin hacer algo más atrevido. Así que me puse de acuerdo con mi esposa. Por la mañana del día que se regresaría acordaron que irían ellas a comprar algunas cosas para llevar a su pueblo. Cuando bajaron a la cochera yo me desnudé, me acosté en la cama, prendí la televisión y comencé a masturbarme. Mientras mi esposa sacaba el coche le pidió a Karina que fuera a la habitación y buscara en el buró la credencial de una tienda que a propósito había olvidado. Todo eso yo lo sabía, estaba tan excitado que ya la cabeza de mi pene estaba empapada con el líquido seminal, de tal forma que hacía un chasquido audible cada que bajaba y subía el prepucio. Por fin entró al cuarto, se le quedó viendo a lo que yo hacía y luego mirándome a los ojos me dijo que la mandó mi esposa por la credencial de la tienda, yo, sin dejar de masturbarme, le dije que buscara en el buró; encontró la credencial y me dijo que al rato volvían, se acercó a ...