1. Incendiando al muñeco


    Fecha: 22/11/2018, Categorías: Gays Fetichismo Autor: 20bcn, Fuente: CuentoRelatos

    Él, parecía no recordar nada; aunque las imágenes que se seguían destilando en sus ojos las sentía ciertamente cercanas y se excito de nuevo. La jaula le recordó, que a su polla no le estaba permitido mostrar todo su viril esplendor, y esa diminuta, poderosa y creciente sensación, lo volvía a templar excitándolo cada vez más al recordarse así mismo en ese proceso de encendido lento y minucioso. Donde cada gesto, cada orden, cada acción producen en él, ese querer sentirse como el exquisito objeto del placer de sus dos jóvenes machitos. Y este deseado objetivo en él sujeto se hace embrión; al tener generosamente limitadas sus zonas de placer; resolviendo así que, la energía que antes él repartía entre sus tres regiones corporales más físicas y sexuales, ahora solo debería de hacerlo con dos. Convirtiendo esas dos zonas en los puntos más calientes de su cuerpo, que bien estimuladas. Se tornan unos engranajes poderosísimos que hacen de él, una autentica e insaciable máquina de placer. Porque si la jaula lo mantiene indefinidamente excitado y sumisamente caliente. Los vapores del líquido inhalado, licuan ideas y encienden hogueras en su cada vez más, torturado cerebro. De donde emanan los deseos más ocultos y primigenios, quienes son los multiplicadores de su sumisa condición. Dotando al castrado, con la capacidad de evolucionar esos dos puntos hasta hacerles adquirir una dimensión infinita, dispuestos a experimentar dulces tormentos como el de la yema de unos dedos, acariciándole ...
    ... la carne de esos labios que construyen la entrada de su ano; mientras los vapores van encendiéndole el cuerpo, van humedeciendo sus rincones más secretos y van dilatándole el agujero. Este momento se prolongó largo rato, todo el que sus dos jóvenes amos encontraron razonable y en ese ingrávido espacio de tiempo, los dos machitos fueron incendiando al muñeco. Queriendo dar una vuelta más ala clavija de su juego, los chicos proveyeron al cuerpo del sumiso de una nueva limitación sensorial. Esta vez, una dura pelota de goma pegada a su boca a modo de mordaza, le impediría cualquier tipo de estimulación bucal a excepción de su propia, abundante y natural secreción salivar. El sujeto tuvo bien claro, que la única opción de entrega y placer hacia sus dos activos cachorros, iba conectada exclusivamente a sus cuartos traseros. Su recuerdo sigue proyectándolo a él arrodillado entre los muslos del joven pelirrojo, quien sonríe acercando de nuevo la botella a la nariz del sumiso. Otra nueva orden insufló vapor en los pulmones del esclavo y pasados unos segundos su febril nebulosa estalla, resultando ser el fuego dueño de su cuerpo quien lo hizo temblar. Entonces, las manos del pelirrojo le agarran fíeme la cabeza a escasos milímetros de los veintitantos centímetros de su dura y poderosa herramienta. El bombeo de la sangre, daba tamaño y dureza a ese trozo de cuerpo que rabioso latía bajo la fina tela del bañador; golpeando la pelota alojada en la boca del sumiso. El amigo del pelirrojo ...
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