Historia del Chip 018 - Vida nueva, hermana nueva - Kim 008
Fecha: 23/11/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Lesbianas
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
Se despertó lúcida como siempre. Las manos de Mary enroscadas entre su cintura y sus piernas. Con lentitud, para no despertarla, salió de la cama. Ya en la ducha, aliviada, pegó un suspiro. Terminó con agua fría. Estuvo un buen rato. Todavía tenía los nervios soliviantados. No quería saber qué había pasado o por qué. O prefería no saberlo. No consideraba que fuese lesbiana, aunque quizás Mary lo fuese. En fin, todo el mundo tiene que probarlo para saberlo. ¿No? Se le escapó una sonrisa. ¿Estaría Roger celoso? ¿Tenía que decírselo? Y debía parar a la mocosa de su hermana antes de que todo se saliese de madre. O que su madre se enterase, que quería decir lo mismo. En el fondo de su corazón, sabía que no tenía ningún as en la manga. Se fue a trabajar tensa y confusa, así que no rindió demasiado. Dadas las circunstancias no era de extrañar. Roger llamó al mediodía y sólo cuando le preguntó sobre su desnudez, Kim confesó. No era el lugar adecuado, la puerta no estaba cerrada del todo y podrían escuchar su conversación. Pero si no se lo decía en ese momento, lo sabría más tarde y se sentiría más molesto. Había empezado a narrar los detalles cuando Roger la interrumpió: “¿Te gustó?” preguntó. —Sí— contestó Kim inquieta por la reacción. —Mucho— recalcó. —Entonces, no se hable más. Quiero que me cuentes todo lo que pasó cuando estemos juntos, mientras te acaricio o mejor dicho te inspecciono. Mientras tanto, hazla feliz. Según entiendo, no puede tener orgasmos pues no tiene novio. ...
... ¡Qué menos que su hermana mayor se porte bien con ella! Kim casi no podía creerse lo que estaba oyendo. ¿Y yo qué? se dijo a sí misma. Entonces, Roger continuó como si leyese el pensamiento. —No le des tanta importancia, después de todo, desnuda y en la cama con alguien. Es imposible que no te desee—señaló para apaciguarla. —Te recuerdo que el origen del... —empezó a decir Kim cuando Roger la volvió a interrumpir. —Sí, ya lo sé. Mis órdenes. Pero estoy orgullosa de ti. De que cumplas con lo que pido. Me hace muy feliz. Te quiero. Tengo trabajo. Te dejo. Kim se humedeció con el Te quiero. Lo escuchaba tan poco. Pero estoy orgullosa de ti. Oír esas palabras era tan reconfortantes. No sólo no se sentía celoso sino parecía contento por su forma de actuar, por cumplir con las órdenes. Sin importar las consecuencias. Se puso tan alegre que el siguiente cliente estuvo a punto de instarla a salir, abrumado por las sonrisas que le otorgó. Extrañamente Roger la invitó a cenar. El tema de conversación fue único: su desliz fraternal. Con el sabor del esperma en la boca cuando probó el vino, Kim tuvo que relatar su experiencia punto por punto, sin omitir detalles y subrayando sus sensaciones. Si Roger parecía normalmente despreocupado, en esta ocasión sus ansias de conocer lo ocurrido hubieran hecho creer a Kim que estaba inquieto, salvo por el pequeño detalle de parecía absorto por su relato. Y no apreciaba en su expresión recelo o incomodidad. Terminaron paseando junto a un paseo lleno de ...