Pecado santo
Fecha: 15/10/2017,
Categorías:
Hetero
Sexo con Maduras
Autor: Gabriel H, Fuente: CuentoRelatos
Algunas veces la fe puede llegar demasiado lejos. Marissa era una joven mujer, esposa y madre de tomas, un niño pequeño de 3 años, su mayor tesoro en la vida. A sus 31 años había logrado lo que siempre había soñado de adolescente, tener una familia propia, feliz y prospera. Su esposo Javier de 33 años de edad era todo lo que una mujer podía desear y ella se encontraba muy feliz con ello. Sus padres le habían inculcado una educación cristiana desde pequeña, por lo que su etapa escolar, tanto primaria y secundaria la transito en una escuela privada religiosa, la más prestigiosa del país. Su familia siempre se basó en fuertes valores morales para criarla, se podría decir que había sido educada, no de forma estricta pero sí bastante rigurosa. Marissa siempre concurría con regularidad a la iglesia de su ciudad. Ella creía firmemente en la palabra de dios para guiarla en su camino. Era considerada por las personas de su entorno como toda una dama, además de solidaria y buena persona. Solo su esposo conocía el lado lujurioso de Marissa, en la cama era el lugar donde ella se transformaba por completo y se convertía en una toda una ninfómana. Cuando se sentía excitada y se encontraba sola, le gustaba relajarse viendo alguna película pornográfica en su computadora portátil. Sus dedos se volvían incontrolables al momento de masturbarse, algo que ella amaba hacer cuando su esposo no se encontraba cerca para satisfacerla. Le encantaba mirar películas y videos sobre tríos, eran sus ...
... favoritas al momento de darse placer. Tenía la fantasía de ser cogida por otro hombre mientras su amado fuese el espectador. Otra idea que la excitaba al punto de tener exquisitos orgasmos mientras se masturbaba. Su mayor fantasía era la de hacer intercambios con otras parejas. Una mañana de sábado, Marissa despertó a las 9 am, ese día no tenía que trabajar y por eso había decidido quedarse durmiendo algo más de tiempo. Su esposo dormía junto a ella, vestido solo con su ropa interior, unos boxers color negro. Ella se encontraba particularmente excitada esa mañana y decidido despertar a su amado besándolo suavemente, en su cara y en el cuello. Lo abrazo por detrás, por la cintura mientras continuo con los besos. Ella ardía en deseos de ser penetrada y quería a su hombre en acción. Cuando Javier despertó, comenzó a devolver los besos en la boca a su esposa y ella se montó encima de su amado quien ahora se encontraba boca arriba. —Buen día. Dijo suavemente Marissa con una sonrisa en su rostro. Javier solo sonrió. Estaba vestida con ropa interior de encaje negra y aun podía sentirse el perfume que había usado el día anterior, ese que tanto le gustaba a Javier. Esa mañana como tantas otras hicieron apasionadamente el amor. Marissa amaba a su esposo, de eso ella no tenía dudas, pero había momentos en los que fantaseaba ser poseída por otro hombre, involuntariamente su conciencia era asaltada por pensamientos de pecado, como cuando su vecino de la casa junto a la suya, le comentaba ...