1. Pecado santo


    Fecha: 15/10/2017, Categorías: Hetero Sexo con Maduras Autor: Gabriel H, Fuente: CuentoRelatos

    ... incansablemente lo linda que se veía y coqueteaba con ella descaradamente. Su vecino Tory, un soltero de 43 años de edad, a pesar de ser mayor que ella, se mantenía en buena forma física y se notaba su dedicación al entrenamiento del gimnasio. Más de una vez Marissa se había distraído mirando el torso desnudo de su vecino mientras el tendía la ropa limpia en el patio trasero. Que estoy haciendo? No puedo estar mirando de esa forma a otro hombre. Pensaba en ocasiones. Marisa había terminado de plantar unas flores que su madre le había regalado en su jardín, unas rosas rojas. —Hoy estas más linda que nunca, Marissa! Tory sonrió. —Gracias. Dijo Marissa algo avergonzada. Es que a veces Tory le parecía algo pesado. Ella estaba descalza y llevaba puesto un vestido que dejaba al descubierto una pequeña parte de sus bellas piernas. —Como esta Javier? Tory se acercó a la pequeña cerca que dividía los dos patios. —Él está bien, algo cansado por el trabajo, está durmiendo una siesta. —Mándale saludos de mi parte cuando despierte. —Lo hare. Marissa sonrió. * * * Esa noche Marissa se encontraba en la cama, junto a su esposo quien dormida profundamente, todo lo contrario a ella que no podía conciliar el sueño. Estaba excitada. Deslizo un dedo por debajo de su ropa interior y comenzó a rozar su vagina, suavemente al principio y más rápido después. Penetraba su interior con uno o dos dedos y mientras se mordía el labio inferior presa del placer, su mente comenzaba a fantasear nuevamente con ...
    ... otros hombres, pero esta vez no se reprimió. Su vecino de cuerpo trabajado vino otra vez a su mente. No era que le gustara tanto, lo consideraba poco inteligente y baboso, pero cuando estaba excitada le calentaba y mucho la idea que coger con él, al menos en sus fantasías. Además ella sabía que su vecino la miraba de una forma lujuriosa cada vez que tenía oportunidad y eso la excitaba demasiado. Continuó masturbándose cada vez con más intensidad, imaginando la verga de Tory entrando y saliendo de su vagina, que a esa altura esta mojada por su propio flujo. —Eres mi puta, mi puta hermosa. Tory la penetraba en la posición del misionero y Marissa gemía como una condenada, mientras el la envestía intensamente. —Soy tuya, Soy tu puta! Cógeme, mi amor… Cógeme. Tory metió su dedo índice en la boca de Marissa quien lo chupo con ganas mirándolo con ojos de lujuria… —Ahhhhh! Ohhh! Uffffff! —Dio un último resoplido. Marissa acelero los movimientos de sus dedos y estallo en un orgasmo manchando las sabanas de su cama con sus propios fluidos. Afortunadamente para ella, su esposo estaba tan dormido que no pudo escuchar nada. Quedo tendida y agotada, esa noche durmió placenteramente. A la mañana siguiente, al despertar se sintió culpable por aquellos pensamientos incorrectos. Sintió que debía confesarse ante dios, para sacarse ese sentimiento de culpa que le rondaba por su cabeza. Ese mismo día se dirigió a la iglesia de la ciudad, donde había entablado una amistad con el padre del lugar, ...
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