Mi venganza (5): Final
Fecha: 04/12/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
BDSM
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... reírte, -me dijo El Fajina- pero este es nuestro mejor cliente y el que más paga. 10.000 euros esa sesión (eso me cortó la risa de repente) Hemos tenido suerte en la primera vista. -¿Y paga eso por darle con corchitos en el coño? -El amigo es un auténtico sádico. Los corchitos que tú dices, llevan en la punta un pincho untado en un producto altamente urticante, y los clava directamente en el cuello del útero. El guante no está lubricado, también está untado de urticante, con lo que le está dejando el coño en carne viva. -Después de esto tendrá que pasar un mes hospitalizada, sin poder trabajar, teniendo que ser atendida por médicos y personal especializado. Por eso es tan caro. -Pero en los hospitales hay que declarar lo que ha pasado. –dije yo. -No, para eso tenemos nuestro propio servicio médico y hospital. -Carla tiene que probar eso. -Lo probará. Mañana llévala allí en lugar de al club. Y así fue. Al día siguiente empezó en el nuevo lugar. Al principio fueron sesiones suaves: pinzas en pezones y clítoris, retiradas a latigazos, enemas y cosas parecidas, pero al ver que respondía bien, a los pocos días ya le tenían preparado algo especial. Su primera noche especial, según me anunciaron. Me preparé en mi dormitorio como para ver un estreno de cine porno. Unas bebidas a mano, llevé mi televisor de 55 pulgadas con conexión a Internet al pie de la cama, unos grandes almohadones a mi espalda, Habiba entre mis piernas, ambos desnudos, los controles en mis manos y una ...
... tremenda curiosidad. Me conecté con el televisor a la cámara de su habitación y enseguida apareció la imagen como si estuviese allí mismo, mirando por una ventana viendo lo que le hacía. Al mismo tiempo indiqué a Habiba que empezase a chupármela despacito. El sujeto, un hombre de mediana edad, calvo y totalmente depilado, desnudo completamente, estaba preparando lo que iba a utilizar cuando ella entró en la habitación. Esta estaba vacía, a excepción de una plataforma de un metro cuadrado aproximadamente y 25 cms. de alta, en uno de cuyos lados había un poste vertical de unos dos metros de altura, al parecer, muy bien sujeto. Al lado, una mesa de tipo quirófano, donde él preparaba el instrumental y otra mesa vacía un poco más alejada, con una silla delante. Se acercó a recibirla y la acompañó hasta la tarima, donde la hizo subir. La colocó de espaldas al poste, sujetándola a él mediante un cinturón especial con un tensor que la dejó totalmente pegada a medio cuerpo. Habiba se esmeraba en recorrer mi polla con su lengua, subiendo y bajando en un lento recorrido con lametones en el borde del glande y frenillo. -MMMMM. Juega más despacio, que tenemos mucho tiempo. –Le dije mientras volvía mi atención al televisor. Seguidamente, tomó una cuerda ya preparada con un lazo en un extremo. Sujetó sus muñecas con ella y fue subiendo por sus brazos dándole vueltas y tensando, para que sus brazos quedasen fuertemente pegados entre si. Llegó hasta sus codos que ya no permitían más y procedió a ...