En la oficina
Fecha: 12/12/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Eran las 19:00 de una tarde lluviosa. Yo estaba sentado en mi despacho trabajando, pensando en lo tarde que iba a salir de la oficina, por culpa de la acumulación de trabajo atrasado. Me afloje la corbata y me desabroche el primer botón de la camisa para estar más cómodo y empecé a concentrarme en mi trabajo. Eran ya las diez y en esa planta del edificio solo quedábamos yo y la chica de la limpieza. Era una chica de unos 29 años, que estudiaba en la universidad, bellas artes me dijo un día charlando en la maquina del café. También me comentó que venia a trabajar por las noches para sacarse un dinerillo. Sofía, que era así como se llamaba era una chica de esas que se dicen del montón, no era ni muy guapa ni muy fea, pero era atractiva, y tenia un encanto especial y era muy abierta para charlar de cualquier tema. Físicamente me atraía bastante, y mucho más cuando entraba en mi despacho y me trataba de usted, eso si que me aceleraba el corazón. Pues allí estaba Sofía, delante mío limpiando las mesas de los trabajadores, con la cintura moviéndola al ritmo de la música que se escuchaba por los altavoces. Solo nos separaba la enorme cristalera de mi despacho. No podía dejar de mirarla. Había algo en ella que me atraía. Su culito iba de un lado al otro, estaba bailando con la música. Sofía se giró y se acercó a la puerta de mi despacho, llamó dos veces y con dulce voz me dijo: Y allí estaba Sofía, limpiando mi despacho mirándome de vez en cuando, como si quisiera decir alguna ...
... cosa y no se atreviera a preguntar. Me quede absorto mirando su escote, cuando ella no me miraba y sonreía. Dejaba al descubierto aquellos dulces pechos, como asomaban por la bata de trabajo. Vi como Sofía se acercaba a mi mesa, y retire la mirada del escote sin que ella se diera cuenta, para que no se sintiera violenta, se sentó en una de las dos sillas que tengo enfrente de mi mesa y me dijo: Entonces empecé a pensar, lo cierto es que una buena pregunta. No tenia secretaria, y una me ayudaría bastante con mi trabajo. Porque no habría pensado antes en esta solución. Y si encima era Sofía, una chica que ya conozco, atractiva, trabajadora y con ese escote que me estaba poniendo cada vez más nervioso. La cogí de la mano que tenia en la mesa y se la empecé a acariciar, esperando cual seria su reacción. Se levantó, dio la vuelta a la mesa, se me puso delante, se soltó la coleta que llevaba, dejando su melena morena suelta, y empezó a desabrocharse la bata que llevaba puesta y dijo: Cuando se quitó la bata pude ver lo que llevaba puesto, un jersey blanco que dejaba los hombros al aire, no llevaba sujetador, y una falda que le llegaba hasta las rodillas. Me levantó y me empezó a besar el cuello con mucha dulzura, mientras con las manos empezaba a desabrocharme la camisa. Yo mientras le empecé a acariciar ese dulce culito que minutos antes miraba como se movía al ritmo de la música. Cuando acabó de desabrocharme la camisa me la quitó y la tiró al suelo y me empezó a besar. Nuestras ...