1. Geyviss


    Fecha: 17/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era común que cuando el verano se acercaba, un calor exuberante inundara la ciudad. Sin embargo, estaba acostumbrado a ello. Por lo que acomodaba lo más fresco a la mano, y decidía no usar ropa interior, puesto que me era un tanto desagradable tener mal olor en la entrepierna. Odio, detesto tener algún mal olor en mi cuerpo. Dejé mi ropa interior sobre la cómoda y coloqué mi ropa en la cama. Tomé una toalla y caminé al baño, donde quizás me esperaba el agua más helada de esta tierra. Aun así abrí el grifo cuando entré a la tina de mármol. Tal vez un buen baño de agua fría me ayudaría para calmar el calor que desde muy temprano estaba aguantando. Examiné mis 18 centímetros entre las piernas. Debía rasurarlo. Por lo que tomé la Gillette mientras untaba algo de jabón en los vellos nacientes. Y pasé la hoja. Una pequeña capa de vello rubio desapareció y minutos después mi amigo se veía mejor, presentable. Cuando terminé la ducha salí. Efectivamente el agua fría me había calmado el calor. Pero había congelado mis 1.72 metros de altura por completo. Lo único que no me había calmado era la calentura que tenía desde antes. Minutos atrás examinaba una revista Porno Gay. Y de solo pensar y recordar aquellos cuerpos hacía que mi miembro empezara a tomar volumen. Cerré la puerta asegurándola con candado. Busqué las revistas en los cajones de la cómoda y las tomé. En la portada, en una hermosa foto, el Pornstar Paddy O'Brian, aparecía con la polla tiesa. Mientras una gota de semen se ...
    ... estiraba desde su uretra y aterrizaba en el piso. Aún desnudo mi pene se endureció a medida que lo acariciaba. Encerré mi miembro con mi mano y empecé a mover el prepucio de arriba hacia abajo, proporcionándome auto-placer. Ahí de pie, masturbándome, imaginé a Paddy O’Brian cerrando sus labios alrededor del glande e insertando la punta de su lengua a través de mi uretra succionando todo el jugo que de allí manaba. Al tiempo que otro (quizás Malachi Marx, Johnny Rapid, Pavel Novotny) insertaba su pene en mi ano haciéndome gemir de tanto placer. Esas y millones de fantasías más pasaron rápidamente, como estrella fugaz, por mi cabeza. Y fue en ese momento en que solté un chorro de semen que llegó a tocar la cómoda junto a la cama; otro solo alcanzó unos centímetros más alejados de la cómoda; otro aterrizó sobre mi pie y un último quedó tendido entre mis dedos. Al escuchar la puerta, guardé mis revistas. Tomé mi ropa y limpié los restos de semen. Corrí a la puerta y abrí. ¡Oh, oh! Estaba desnudo, al palo y medio excitando frente a mi papá. —Guau, hijo. ¿Qué hacías? Estaba helado de la vergüenza, del terror que me invadía por el hecho de que mi padre me miraba desnudo. Y lo que hizo a continuación me hizo bautizarlo como «El Mago»: sopló sarcásticamente hacia mi pene haciendo que en un segundo perdiera la erección en la que estaba. —Lo sien… Los siento, papá. —No te preocupes. Somos hombres. Ve y vístete. Te esperamos en la cena. Por un lado sus palabras me tranquilizaron. Pero por ...
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