Soy la puta de mi abuelito
Fecha: 17/12/2018,
Categorías:
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: Lucia0117, Fuente: CuentoRelatos
... mal gusto. Le calculé unos 28 años. -Soy amiga de tu abuelo -me dijo, intentando explicar aunque no intimidada-. Ya me iba -su voz tenía el tono típico de una mujerzuela. Creo que no dije nada, sólo la saludé con mi cabeza y me aparté para que pasara. Berenice me vio de manera curiosa. Cuando pasó a mi lado, me dijo entonces: -Dime, ¿te gustó lo que viste? Abrí mi boca, asustada. Ella se rio y se inclinó para decirme algo al oído: Cuando tu abuelito me daba duro, varias veces se le escapó tu nombre -y volvió a reírse y se fue. Me senté en el sofá, ensimismada, asimilando a mi abuelo con su verga parada chingando con una puta, luego la revelación de Berenice… de que mi propio abuelo me deseaba… eso hizo vibrar zonas oscuras y casi olvidadas de mi ser, ¿acaso lo deseaba yo también? Intenté olvidarme del asunto viendo televisión, pero la imagen de ese cipotón no abandonaba mi mente. Creo que mi abuelo se quedó dormido, porque tardó mucho en salir. Yo ya tenía listo el almuerzo. Cuando vi a mi abuelo todo apenado, supe que sabía que lo había visto. -Lucia... yo… no se suponía que vieras eso… -empezó a excusarse. -Abuelo, cálmate, ya estoy grande -le repuse, dándole una sonrisa de complicidad-; no le diré nada a mamá, descuida. Ven a comer. Aun así, mi abuelo estaba un poco alicaído, comiendo despacio. -No tenía idea que aún podías… bueno, tú sabes… -le dije, tratando de levantarle el ánimo, sintiendo mis mejillas arder y bajando mi mirada. Mi abuelo sonrió y por vez primera, ...
... sus ojitos se clavaron en mí con cierto brillo de lujuria. -Todavía tengo mucha fuerza para atender damas… -dijo, orgulloso, masticando con lentitud, luego me preguntó: ¿Y cuándo empezaste a follar? La pregunta me agarró desprevenida, o más bien, el modo de hacerla. Sentí que me sonrojaba y me reí un poco. Subiendo mi mirada de cuando en cuando, le contesté: -Fue con un novio que tuve abuelo. -Ya veo, ¿y dónde lo hicieron? -¡Abuelo! -exclamé, sonriendo, agarré aire y respondí: Fue en una fiesta en casa de una amiga, nos prestaron un cuarto -y noté, de soslayo, que mi abuelo ya se acariciaba su polla por encima de su pantalón, pero subió la mano a la mesa cuando le pareció que me estaba fijando. -Ah, interesante, Lucia -comentó, sonriendo-, ¿y qué hicieron? Dame detalles. -¿Quieres detalles? Abuelo, eso es demasiado -repliqué, divertida y ruborizada, sin dejar de percibir cómo mis pezones se iban endureciendo paulatinamente, algo que, sin sostén debajo de mi blusita, mi abuelo con toda certeza apreció. -Tienes razón, disculpa. Por favor, no le cuentes nada a tu madre -me dijo entonces, y cuando se levantó de la mesa, hizo una mueca de dolor. -¿Qué tienes, abuelito? -Bah, no es nada, Vero. -¿Cómo no va a ser nada? -Bueno, es que… me lastimé ya sabes dónde, se me irritó, ¿no tienes alguna crema para eso, por casualidad? -Creo que sí, iré a buscarla a mi cuarto -respondí, ya casi olvidándome de la inesperada visión de esa mañana. Subí deprisa las escaleras y entré a mi dormitorio, ...