Mi hermosa tía
Fecha: 20/12/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mi abuelo les preguntaba a sus demás hijos, casi gritando, que quién era el siguiente en ocupar el baño, y me puse contento, pues supe que mi tía Anel se acababa de salir de duchar; al oír esas palabras corrí hacia la ventana de su habitación, que como ya mencioné, es la que daba hacia el patio, con la finalidad de, al fin, poder verla, necesitaba verla, aunque fuera un momento y decirle aunque fuera un "hola" y hacerle ver que yo ya estaba allí, pero mi sorpresa fue mayor al ver, por primera vez, que la ventana y cortina estaban cerradas y no se alcanzaba a apreciar nada del interior, entonces me sentí decepcionado, triste una vez más, pero más que nada enojado con mi abuelo por el castigo a mi tía, y en ese momento me dije a mi mismo que lo odiaría por haberlo hecho, creo que por ello soy el único al que no le preocupa contradecirlo; estaba a punto de alejarme para seguir con mi juego cuando de pronto vi que la cortina se movió por un instante, como si algo la hubiera golpeado, y obviamente mi alegría regresaba, pues lo que haya sido que la movió fue lo suficientemente bueno como para que se abriera un poco solamente, de hecho fue sólo una pequeña rendija, pero justa para poder mirar a mi tía. Lo siguiente me sorprendió sobremanera, fue un hecho que cambiaría mi vida para siempre. No perdí tiempo y miré por ahí, y pude apreciar a mi tía, pero como nunca antes la había visto, lo que mis ojos apreciaban era a una chica de 23 años parada frente a un espejo, cepillándose la ...
... cabellera negra y larga una y otra vez, pero vistiendo únicamente unas braguitas tipo bikini blancas, con adornitos al frente, y el resto del cuerpo desnudo, comenzando por un hermoso par de senos de generoso tamaño y redondos, con unos pezones rosados que terminaban en punta, el abdomen plano y cintura extremadamente estrecha, caderas anchas y piernas super torneadas, y finalmente un espectacular par de nalgas que, aunque algo cubiertas con las braguitas, se veían de maravilla, bastante bien dibujadas y sumamente paradas, como diría actualmente, ¡que vieja tan buena!, era ya toda una mujer, y yo, a mi corta edad, me había sentido completamente excitado aun cuando no sabía el significado de esa palabra y mucho menos había experimentado mucho esa sensación, sólo recuerdo que mi respiración era agitada y mi pene estaba erecto; así es, era la primera vez que mi cuerpo reaccionaba de esa manera, así como también era la primera vez que veía a una mujer desnuda, o casi desnuda, pero lo mejor de todo es que a la que había visto era a mi tía amada. Obviamente desde ese día nunca más la volví a ver desnuda, pero mucho menos la volvía a ver como mi amiga, mi tía, mi confidente, es decir, nunca más volví a posar mis ojos en ella con la dulzura e ingenuidad con la que cualquier niño de 8 años lo haría, aunque tendría que fingir hacerlo para no levantar sospechas. Lo que si es seguro es que desde ese glorioso día nada sería igual con ella. A partir de ahí, muchas cosas fuera de lo común se ...